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Firmeza frente al golpe

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La Guardia Civil y la Policía Nacional cumplieron ayer en Cataluña las órdenes dictadas por el Tribunal Superior de Justicia para impedir la celebración de un referéndum ilegal de autodeterminación, expresamente suspendido por el Tribunal Constitucional. Los actos de desobediencia perpetrados por los partidarios de la secesión, algunos cargados de violencia, obligaron a los agentes a emplear la fuerza para hacer respetar las decisiones de los tribunales como corresponde a un Estado de derecho que se rige por la Ley. Aunque podemos comprender que las imágenes de la acción policial contra grupos de personas vinculadas en su mayoría a la extrema izquierda separatista puedan causar desazón entre las gentes pacíficas, son absolutamente rechazables, por inveraces, las acusaciones de brutalidad lanzadas, incluso, por quienes en razón de su responsabilidad política deberían ser prudentes a la hora de enjuiciar la actuación de unas Fuerzas de la Seguridad del Estado que si se han caracterizado por algo, ha sido por la defensa de los derechos ciudadanos y el exquisito cumplimiento de las normas que regulan su función. Ayer, los guardias civiles y policías actuaron con su profesionalidad acostumbrada y proporcionadamente a la violencia ejercida por los radicales. La prueba es que de los 244 centros de votación cerrados ayer hasta la cinco de la tarde por los distintos cuerpos policiales actuantes, incluidos los Mossos, sólo en media docena se registraron incidentes dignos de mención. No importa tanto que adalides de la lucha antisistema, siempre prestos a jalear la desobediencia, aprovechen los incidentes de ayer para su particular batalla electorera, como el que formaciones políticas que han tenido o desempeñan responsabilidades de Gobierno se dejen arrastrar por la demagogia de los violentos. En este sentido, la mayoría de los españoles podría llegar a justificar la cobardía política, pero nunca la intencionalidad del ventajista, dispuesto a sacar réditos de una equidistancia imposible entre un Gobierno obligado a cumplir y hacer cumplir la Ley y quienes no han tenido el menor reparo en transgredirla. Tampoco es suficiente resguardo apelar a la supuesta mala imagen exterior de unas acciones policiales, mucho menos enérgicas que las protagonizadas, solo en lo que va de año, por las fuerzas antidisturbios de Holanda, Bélgica, Italia, Francia y Alemania, frente a la violencia de grupos extremistas, de izquierda o de derecha, con motivo de cumbres del G-7, huelgas laborales o protestas xenófobas. En cualquier caso, no hay más que un único responsable de lo ocurrido, que es el Gobierno de la Generalitat de Cataluña, que preside Carles Puigdemont, cuyas responsabilidades, no hay que dudarlo, le serán reclamadas. Tal vez, el movimiento separatista habrá conseguido, con el uso irresponsable de las movilizaciones callejeras, las buscadas imágenes de su proyección victimista, pero lo único que cuenta, como destacó anoche el presidente del Gobierno, es que las instituciones del Estado, con el Poder Judicial como garante del cumplimiento de la Ley, han impuesto la defensa de los derechos de todos los ciudadanos frente a la arbitrariedad de los golpistas. El referéndum ilegal, suspendido por los jueces, no podía celebrarse y así ha sido. No es preciso glosar más una farsa que se describe por sí misma y a la que han dado la espalda la inmensa mayoría de los catalanes. Si alguien pensaba que el Gobierno de Mariano Rajoy iba a transigir con un ataque directo a la democracia, a la soberanía nacional, a la Constitución y al propio Estatuto de Cataluña, se equivocaba. Sin duda, los separatistas tratarán de camuflar su fracaso invocando supuestas represiones y trasladando el foco a la actuación policial, pero, por más agiten las calles, por más que manipulen los hechos, mientan, sobreactúen y apelen a la sentimentalidad, la opinión pública española no se dejará confundir. Los responsables de la Generalitat han traspasado todos los límites del decoro democrático, en expresión del presidente del Gobierno, tratando de imponer el chantaje de unos pocos a toda una nación. No lo conseguirán. Cualquier pretensión de proseguir con su desafío será respondida por los mecanismos legales que amparan las libertades de los ciudadanos, como sucedió ayer. Por las instituciones del Estado, pero, también, por la propia dinámica de una población, la catalana, que, como recordó Rajoy, ha sufrido el embate de las peores prácticas populistas y, sin embargo, se mantiene en su mayor parte del lado de la legalidad y de la democracia. Los responsables de este proceso golpista tienen aún la oportunidad de renunciar a sus propósitos y devolver a la sociedad de Cataluña y de toda España su derecho a la convivencia en paz y a los usos democráticos. Pero que Carles Puigdemont anunciara a primera hora de la noche la declaración unilateral de independencia «en los próximos días» sólo demuestra su intención de volar cualquier posibilidad de que el conflicto pueda tener una salida ordenada. El Estado tendrá que responder en consecuencia.


Los independentistas asedian las sedes del PP, Cs y la Policía Nacional en Barcelona

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Miles de manifestantes se han concentrado hoy en las sedes del Partido Popular y de Ciudadanos en Barcelona durante la huelga general en Cataluña.

Unas 2.000 personas se han concentrado este martes por la mañana frente a la sede del PP en Cataluña, a quien ven como los "culpables" de la actuación policial del 1-O. La movilización ha sido convocada por la CNT en el marco del 'Paro de país' de este martes bajo el lema 'Culpables de la reforma laboral, de la militarización de la ciudad y de la miseria de las trabajadoras'.

Los manifestantes han combinado reivindicaciones favorables a la independencia de Cataluña y gritos de 'Hemos votado', junto a proclamas de huelga general y a favor de los derechos laborales de los trabajadores.

Los portavoces de la CNT han leído un comunicado en el que han defendido la huelga como un rechazo a "las reformas laborales y la continua pérdida de derechos para la clase obrera añadida a la inquietud por la actuación de los diferentes cuerpos represivos del Estado".

También han defendido el derecho a la autodeterminación de Cataluña y han tachado al PP de fascistas por sus políticas laborales y por la "violencia policial" del domingo.

La movilización se ha desarrollado sin incidentes por el momento, aunque antidisturbios de los Mossos d'Esquadra realizan un cordón entre la sede del PP y los manifestantes desde antes de las 10.00 horas, cuando se había convocado la concentración.

También hay decenas de bomberos, que han sido aclamados por sus actuaciones en los últimos días, y los manifestantes han lanzado centenares de papeletas del referéndum del 1-O.

En la sede de Ciudadanos, la situación ha sido similar y tres de sus diputados en el Parlament, José María Espejo-Saavedra, Carlos Carrizosa y Fernando de Páramo, han salido escoltados por los Mossos d'Esquadra.

La concentración ha tenido lugar cuando un grupo de manifestantes que se dirigía al centro de Barcelona por la calle Balmes ha pasado al lado de la sede de Ciudadanos y de la comisaría de la Policía Nacional que se encuentra justo enfrente.

Desde Twitter, De Páramo ha denunciado los hechos: "Tener que salir escoltado por pensar diferente. Gracias a ciudadanos valientes que nos habéis defendido frente a los 'demócratas' hoy en sede".

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha expresado su solidaridad hacia sus correligionarios en Barcelona: "Todo mi apoyo a mis compañeros de Ciutadans, esta mañana atrapados en nuestra sede en Barcelona rodeado de radicales. Nacionalismo puro".

Los manifestantes, que protestaban por las cargas policiales durante la jornada del 1-O, se han situado también frente a la comisaría, con gritos como "Fuera las fuerzas de ocupación", "Nuestras abuelas no se tocan" o "Ni os queremos ni os necesitamos".

La concentración se ha ido disolviendo a medida que los manifestantes avanzaban hacia otros puntos de la ciudad donde hay concentraciones con motivo del paro convocado hoy por diversas organizaciones.

Un instituto catalán separa a los alumnos según su posición sobre la actuación policial

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El coordinador de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) en Cataluña, Bartolomé Barba, ha asegurado este martes que un instituto catalán separó este lunes a los niños entre los que estaban a favor o en contra de la actuación policial que tuvo lugar durante la jornada del referéndum del 1-O. Según reveló, los profesores obligaron a los primeros a quedarse en clase mientras los segundos jugaban en el patio.

En declaraciones a Cope recogidas por Europa Press, ha comparado esta situación con "un campo de concentración" donde algunos alumnos están "marcados con la estrella de David" y por ello reciben un trato distinto. Así, ha aclarado que, desde la AEGC, presentarán las correspondientes demandas judiciales por "acoso, derecho de odio y xenofobia" contra los profesores que estaban "adoctrinando" a los niños.

El Rey pide al Gobierno «asegurar el orden constitucional» en Cataluña

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Felipe VI pronunció a las 21:00 horas de ayer su primer mensaje extraordinario desde que accediera al trono en junio de 2014. Dos días después del remedo de referéndum escenificado por el bloque independentista en Cataluña y cuando el president Puigdemont ya ha anunciado que el siguiente paso es la declaración unilateral de independencia, el Monarca se dirigió a la nación con un histórico discurso para «asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno en Cataluña».

Quienes esperaban un discurso melifluo y equidistante se llevaron una sorpresa: Felipe VI arrancó su parlamento con una sólida y contundente crítica de la actuación de la Generalitat. «Determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución», dijo. Esas autoridades «han venido vulnerando de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente»,y además, tienen una actitud de «deslealtad inadmisible». La toma de posición de Monarca no dejó lugar a dudas llegando incluso a decir que la Generalitat se encuentra «totalmente al margen del derecho y de la democracia» tras haber creado un estado de «extrema gravedad» y haber «socavado la armonía y la convivencia». Una actitud que también fue descrita como un «inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña».

De manera tácita, el Jefe del Estado abrió el camino para que el Gobierno active todas las medidas a su alcance para restablecer el orden constitucional en Cataluña. Significativamente, el discurso no incluyó la palabra «diálogo», utilizada continuamente por todos los agentes políticos que hacen gala de una equidistancia más o menos disimilada con la escalada totalitaria puesta en marca por la Generalitat. Utilizando un tono grave acorde con su indumentaria –traje y corbata oscuros– los seis minutos del discurso de Felipe VI constituyeron una llamada elocuente y lúcida a la restauración del orden institucional en esta región española. Las autoridades catalanas que se han «situado de totalmente al margen del derecho y de la democracia» obligan a los poderes públicos a «asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña». Éste fue el punto del mensaje extraordinario del Monarca en el que se aludía de manera velada a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que permite al gobierno central suspender la autonomía de las regiones que amenacen el orden democrático.

Felipe VI –que no hizo mención en ningún momento ni a las fuerzas del orden ni a los manifestantes heridos– quiso transmitir «varios mensajes a los españoles, particularmente a los catalanes». El primero fue para recordar que España es un Estado democrático en el que «cualquier persona» puede defender sus ideas «dentro del respeto a la ley». A quienes sienten «inquietud» por la conducta de las autoridades catalanes, Felipe VI les aseguró que «no están solos ni lo estarán» ya que cuentan con todo el apoyo y la solidaridad del resto de españoles y la «garantía absoluta del Estado de Derecho. Además, el Rey quiso transmitir «tranquilidad, confianza y esperanza» a todos los españoles que ven con «desasosiego y tristeza» la situación creada en Cataluña.

Quizá fue en los últimos párrafos de su intervención cuando el discurso que leyó Felipe VI hizo referencia a la intensidad emocional con la que desde toda la nación se han venido viendo los sucesos de Cataluña: «Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante», dijo. La razón para el optimismo esgrimida por el Monarca fue precisamente la solidez y fortaleza de los principios democráticos de la nación. «Serenidad y determinación» son las dos actitudes que deben primar en las instituciones del Estado para la resolución de la crisis desatada por la irresponsabilidad del bloque independentista. «En ese cariño, en esa España mejor que todos deseamos, estará también Cataluña», aseguró el Rey, que habló desde su despacho de trabajo rodeado por una bandera española y por la de la Unión Europea.

El cierre del discurso de Felipe VI tuvo evidentes tintes institucionales y estuvo dedicado a reiterar el compromiso de la Corona con la Constitución, la democracia y la unidad de España. En este sentido el Rey proclamó su «entrega al entendimiento y la concordia entre los españoles, y a mi compromiso como Rey con la unidad y permanencia de España».

Los separatistas, a lo periodistas: «Como me hagas una foto, te mato»

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Un periodista se dispone a hacer una conexión en directo desde la Jefatura de Policía de Barcelona. Cuando conecta, los gritos le impiden realizar su trabajo. «¡Prensa española, manipuladora!», le gritan los radicales independentistas con este eslogan convertido ya en mantra. El trabajador se dirige a los manifestantes para decirles que si no dejan de zarandear a su cámara y golpear su micrófono será difícil informar de lo que ocurre. Cerca de él, otro redactor es increpado mientras a los periodistas de LA RAZÓN les tachan de «mierda y asquerosos» y nos invitan a irnos a Madrid. «Como me hagas una foto, te mato», dicen increpándonos miembros de la izquierda radical de CNT. Los separatistas solo respetan a TV3 y aunque reconocen que «tampoco son objetivos del todo, son los únicos en los que podemos confiar», dice Sonia, que se manifiesta frente al Cuartel de la Guardia Civil en el barrio de Gracia. De hecho, en varias ocasiones este diario ha sido testigo de cómo cuando algún periodista de TV3 conecta en directo, los separatistas obedecen las órdenes de cuándo callar o cuándo clamar contra España. Un auténtico espectáculo. Esta situación se traduce en un absoluto cerco a los medios nacionales que impide que los periodistas podamos hacer nuestro trabajo, informar, sin ser coaccionados o amenazados. En ocasiones, algunos tienen que ser escoltados por los Mossos, como fue el caso de Ana Cuesta cuando emitía para «Al rojo vivo» desde Pineda del Mar. Incluso, el director y presentador de este programa de laSexta, Antonio García Ferreras, tuvo que ser protegido por los Mossos para abandonar el plató especial que habían instalado en el Parlament de Cataluña para cubrir el referéndum ilegal. ¿Ésta es la libertad que ansían los separatistas?

Una huelga política prevista desde el 21-S

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Ni una sola protesta relacionado con los derechos de los trabajadores ni con los recortes salariales. Hay que remontarse 70 años para hallar una huelga en Cataluña con un carácter tan político como la de ayer. Se presentó como un parón «contra la represión» tras la actuación policial del pasado domingo, pero la huelga formaba parte del guión del «procés» desde hace varios días. Lo prueba el preaviso de huelga del 21 de septiembre, así como el decreto del departamento de Trabajo de la Generalitat de servicios mínimos, del 29 de septiembre, es decir, ambas fechas previas a la triste jornada del 1-O.

Los cuatro sindicatos convocantes que motivaron el decreto de servicios esenciales comparten una caracterísitica y es su simpatía por el proceso soberanista. La intersindical CSC –un sindicato «independentista y de clase»–, la Coordinadora Obrera Sindical –cuyo rango de acción son los «Països Catalans»–, la Intersindical Alternativa de Catalunya –una habitual de los actos de apoyo al referéndum por la vía unilateral– y la CGT, el sindicato que alentó, antes del 1 de octubre, la huelga general como «respuesta a las agresiones a los derechos civiles y democráticos que vive la sociedad catalana por parte del Estado».

La convocatoria de esta huelga comenzó a planificarse en los despachos del colectivo Ronda durante la campaña del referéndum y, de inmediato, halló la complicidad de la CUP, que no tardó en trasladar esta propuesta al mundo universitario.

Los convocantes plantean la posibilidad de huelgas desde ayer, 3 de octubre, hasta el próximo día 13, aunque, por el momento, no hay noticias de un nuevo parón.

CC OO y UGT se desmarcaron en un principio de esta convocatoria a cuatro manos y propusieron trasladar su presión social en el marco de la llamada «Mesa por la Democracia» para dar una respuesta conjunta contra otras asociaciones como ANC y Òmnium.

La calle: un paso más hacia la rebelión

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La huelga política en Cataluña instigada por la Generalitat y el acoso a los representantes de las Fuerzas de Seguridad del Estado se suman a los hechos que empiezan a sentar las bases de «una dinámica insurreccional » que abre la vía para que sus responsables políticos sean acusados incluso de rebelión, un delito que –según ha podido saber La RAZÓN– la Fiscalía ya está estudiando para el caso de que Carles Puigdemont declare unilateralmente la independencia. Un paso más allá de la sedición que acarrea penas más graves, hasta de 25 años de prisión. Los sindicatos UGT y CC OO, anticipándose a lo que se puede venir encima, se desmarcaron finalmente de la agitación institucional que paralizó ayer algunos de los principales centros neurálgicos catalanes. Y, mientras, tanto en medios políticos como judiciales coinciden cada vez más en barajar la tesis de que el sentido de esta «dinámica insurreccional» es culminar en una declaración unilateral de independencia.

El Gobierno sí tiene ya desarrollado técnicamente el artículo 155 de la Constitución con la previsión de que pudiera hacer falta utilizarlo para disolver el Ejecutivo catalán. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quiere contar con el consenso de los dos principales partidos constitucionalistas, PSOE y Ciudadanos (CS), y que la respuesta sea consensuada. Pero no es verdad que Rajoy descarte por completo ir por este camino si no tiene el apoyo socialista, pues «dependerá de las circunstancias». «Mejor siempre con el PSOE al lado, pero si se llega al punto sin retorno, cada cual tendrá que valorar donde se coloca. Ahora hay que intentar poner calma y prudencia», aseguran fuentes próximas al Ejecutivo.

En Moncloa , fuera del discurso oficial afeaban ayer al PSOE que «ahora salga con la opción» de la reforma del Tribunal Constitucional (TC) que habilita la suspensión cautelar de cargos públicos, después de haberse opuesto a utilizarla durante la gestión de esta crisis y de que el presidente de la Generalitat dejara claro que en ningún caso acataría esa posible inhabilitación. Por si fuera poco, la división existente en el Constitucional sobre la aplicación de esta prerrogativa, que rompería la respuesta unánime de sus magistrados al desafío soberanista, no ayuda a que el Gobierno inste a la Abogacía del Estado a reclamar al TC esa medida coercitiva.

En los próximos días puede ocurrir que las dos vías, la penal (a través de la Fiscalía) y la política (con ese recurso al artículo 155 de la Carta Magna) entren en juego prácticamente al mismo tiempo para complementarse. Los escenarios «están previstos» y la maquinaria judicial también está activada.

El delito de rebelión castiga a quienes se alcen «violenta y tumultuariamente» para, entre otros fines, «declarar la independencia de una parte del territorio nacional» o «derogar, suspender o modificar total o parcialmente la Constitución». Para los jefes de esa rebelión, el artículo 473 prevé penas de prisión de 15 a 25 años (e inhabilitación absoluta por idéntico periodo), que en el caso de los meros participantes se reduce a un máximo de diez años de cárcel. Este delito también puede castigarse en grado de «provocación, conspiración y proposición».

Fuentes jurídicas consultadas por este periódico sostienen que en el momento actual el tipo penal de la sedición «está más que colmado» y que si Puigdemont declara la independencia la imputación por rebelión «sin duda está ahí» sin que el ejercicio de la violencia sea un requisito indispensable. Lo que está claro, añaden, es que «se ha desbordado ya» la posibilidad de reducir la actuación de la Generalitat a un mero delito de desobediencia.

En el escrito en el que se opone a la denuncia de la Generalitat contra Policía y Guardia Civil por las cargas policiales del pasado domingo, la Fiscalía de Barcelona ya califica de «tumultuarias» las movilizaciones ciudadanas que «obstaculizaron la labor de dichos agentes en cumplimiento» de la orden judicial de cierre de los colegios e incautación de urnas. Esa valoración abre la puerta a la imputación de un delito de sedición (una rebelión de segundo grado para la que no se exige un comportamiento violento, limitándose a un alzamiento público y tumultuario para impedir, fuera de las vías legales, la aplicación de la ley). Esa vía judicial, de hecho, ya está abierta en la Audiencia Nacional, donde la magistrada Carmen Lamela investiga una denuncia de la Fiscalía por las algaradas callejeras frente a varias consejerías los pasados 20 y 21 de septiembre, aunque a día de hoy no hay nadie imputado y, en todo caso, la imputación de Puigdemont y sus consejeros sólo podría llevarse a cabo por el TSJ de Cataluña por su condición de aforados.

«Hoy encaja más en el delito de sedición, pero cuando declaren la independencia ya podrían incurrir en la rebelión», asegura un relevante jurista que prefiere mantener el anonimato. Y en esa misma línea, otra de las fuentes cuestionadas al respecto apunta que «se da el elemento del tumulto que exige el Código Penal pero el problema es a quién se atribuye el delito. ¿A toda la masa?».

Otras fuentes consultadas, sin embargo, no ven tan clara esa posibilidad: «Es complicado porque el artículo 472 exige un alzamiento violento y público y lo primero es cuestionable que se haya producido». «Es muy difícil encajarlo en la conducta típica de la rebelión –coincide otro jurista experto en Derecho Penal– y también veo difícil imputar por sedición los acosos a policías y guardias civiles en los escraches, salvo que les impidieran efectivamente llevar a cabo actuaciones policiales concretas».

Puigdemont busca un mediador en el Vaticano

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La sensación de vértigo se ha instalado entre los estrategas independentistas, rehenes de sus propios planes para proclamar la República catalana en un tiempo récord tras el simulacro de referéndum del pasado domingo. Decía Carles Puigdemont hace poco que «no existe un botón de la independencia», pero en ocasiones y, a la vista de la velocidad que están cogiendo los acontecimientos, lo parece. «Vamos a declarar la independencia 48 horas después de que sean oficiales los resultados», declaró Puigdemont en una entrevista emitida por la BBC –la televisión pública británica– anteayer.

El momento en que se ha difundido esta entrevista ha irritado enormemente al presidente de la Generalitat, que no contaba con que sus declaraciones fueran hechas públicas anteayer, momentos antes de la alocución del Rey, sino más adelante. Fuentes conocedoras de ese enfado explicaron a este diario que la difusión de esa entrevista anteayer fue «un tiro en el pie» porque «el presidente de la Generalitat tenía la intención de apelar a la mediación internacional» para buscar una salida al conflicto catalán y no convenía explicar en ese momento sus intenciones. Y más concreto todavía: el Vaticano gustaba particularmente como puente con el Gobierno.

Lo cierto es que el presidente de la Generalitat siempre ha dado una gran importancia a que sus mensajes tengan presencia internacional. De ahí su interés por aparecer en entrevistas en medios extranjeros y, en particular, en los de ámbito europeo. Puigdemont es consciente de que el mediador por el que suspira no puede surgir del ámbito de la UE –parte interesada en el pulso que mantiene la Generalitat con el Gobierno– y, por eso, señaló entre sus preferencias al Vaticano, cuya competencia diplomática es extraordinaria y acreditada.

La entrevista de la BBC rompió los tiempos de Puigdemont, que, ayer, durante un mensaje institucional se cuidó mucho de no repetir ninguna pista relacionada con la declaración unilateral de independencia. De hecho, fueron sus socios de la CUP los encargados de poner fecha y hora a la ruptura. Lo hicieron con tanta claridad –será el lunes– que, por momentos, pareció que invitaban al Parlament a los poderes del Estado a la sesión.

Pero el presidente de la Generalitat parece ahora centrado en que la posibilidad de una mediación coja vuelo, a pesar del rechazo expresado por el PP. Puigdemont, bien conectado con el mundo de Podemos, celebró su propuesta de una interlocución alumbrada por la formación de Pablo Iglesias, a pesar de que los populares no tardaron en situarla en vía muerta. En el mismo sentido se ofrecieron el PNV y también el PSC.

El interés por la mediación va acompañado de las urgencias que marcan los planes independentistas y que, en ningún caso, parecen facilitar la tarea de abrir conversaciones con el Gobierno para reconducir la crisis política. Al contrario. A falta de tan sólo cuatro días para aprobar la declaración unilateral de independencia se hace prácticamente impensable que el Gobierno acepte sentarse a la mesa, ya que el Parlament prepara el desafío de mayor envergadura a la Constitución conocido hasta ahora.

A pesar de estar preparando una segunda voladura contra el ordenamiento jurídico español, Puigdemont empleó su mensaje institucinal de ayer para apelar en varias ocasiones al «diálogo» y a la «mediación» para tratar de solucionar la crisis sobre la tesis de que Cataluña «quiere continuar contribuyendo al desarrollo del Estado español y jamás va a prescindir de la enorme riqueza que representa la pluralidad». «Siempre mantendré una puerta siempre abierta al diálogo», aseguró.

En todo caso, no olvidó dirigirse a los suyos y aseguró que la independencia de Cataluña está «más cerca que nunca» y se comprometió a no desviarse «ni un milímetro del compromiso de paz y serenidad pero a la vez de firmeza con la que queremos hacer las cosas».


La mayoría apoya la llamada al orden del Rey

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El discurso del Rey en la noche del martes sorprendió por su contundencia, pero es evidente que esa firmeza convenció a la gran mayoría de los españoles. Así fue al menos para un 66,2 por ciento de los ciudadanos de este país, según una encuesta de NC Report para LA RAZÓN.

El Monarca, cuyas palabras hicieron historia en una alocución que recordó a la de su padre el 23 de febrero de 1981 –la célebre noche del golpe de Estado del teniente coronel Tejero–, no estuvo a la altura para un 12,4 por ciento y lo hizo mal en opinión de un 10,4 de los encuestados.

Mayor coincidencia aún existe a la hora de valorar el momento en que tuvo lugar la aparición televisiva del Rey, dos días después del remedo de referéndum celebrado el pasado domingo en Cataluña y ante la amenaza de una declaración unilateral de independencia en los próximos días por parte del Govern de Carles Puigdemont. Un 70,2 por ciento de los españoles considera que ha sido oportuno, mientras que piensa lo contrario un 14,8.

Similar respaldo tiene la afirmación de Felipe VI sobre la «deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado» por parte de los dirigentes de la Generalitat. En este punto cuenta con el apoyo de un 68,2 por ciento de los encuestados. Por contra, un 13,2 no está de acuerdo con ese toque de atención a los responsables de la deriva secesionista, un pulso al Estado que ha ido creciendo en intensidad desde la anterior llamada a las urnas en Cataluña, el 9 de noviembre de 2014, siempre con la intención de romper con España.

Asimismo es valorada de forma muy positiva la determinación del Rey al pedir a los poderes del Estado que restablezcan la legalidad en Cataluña. Su llamada a mantener «el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones» se estima lo más apropiado en estos momentos por parte de un 67,2 por ciento de los españoles. El mensaje del Monarca vino a ser una llamada de atención al Gobierno para aplicar el artículo 155 de la Constitución, que permitiría al Ejecutivo de Mariano Rajoy tomar el control por tiempo limitado de la convulsa comunidad autónoma. Una medida contra la que se manifiesta en contra un 15,2 por ciento de los sondeados.

En definitiva, la conclusión es la mayoritaria adhesión de los ciudadanos al mensaje de Felipe VI en la que sin duda ha sido su intervención más importante desde su llegada al trono. Un mensaje «de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza» que caló en la audiencia. Su llamada a seguir la senda de los principios democráticos «con serenidad y con determinación» es el camino hacia «esa España mejor que todos deseamos» donde «estará también Cataluña», según sus palabras.

Los Mossos, una policía fracturada por culpa del 1-O

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Los Mossos d’Esquadra están divididos “más o menos al 50 %” entre los que apoyan la actuación el 1-O y los que consideran que el dispositivo que se organizó fue insuficiente, una divergencia de opiniones que se ha trasladado al funcionamiento del día a día, opinan agentes de este cuerpo consultados por EFE.

Según estos agentes, la tensión en el seno de los Mossos ya se palpaba antes del referéndum debido a las diferentes opiniones políticas y al cansancio acumulado de muchas horas de trabajo tras lo atentados yihadistas de agosto, pero ahora ha alcanzado un punto más alto.

Agentes que no quieren compartir el coche patrulla con sus compañeros por divergencias políticas y discusiones en las reuniones operativas o “briefings” que se celebran en cada cambio de turno preocupan a los mandos de los Mossos, aunque los agentes más optimistas aseguran que aún se conserva el “espíritu” del cuerpo.

Las horas extras acumuladas en los últimos meses por la sobrecarga de trabajo y el estrés que provoca la situación que se vive en Cataluña con el proceso independentista se unen a las diferentes opiniones de los agentes.

Esta fractura se empezó a agrandar a raíz de los incidentes de manifestantes contra los agentes de la Guardia Civil que realizaron registros el pasado 20 de septiembre, y se hizo aún mayor tras la jornada del referéndum.

Y es que la fractura social de los catalanes también afecta a los Mossos, que están divididos “más o menos al 50 %” entre los que piensan que actuaron de forma proporcionada porque el referéndum no era ningún delito y los que creen que los Mossos han sido politizados y se pusieron ese día de perfil diseñando un operativo que era insuficiente para cumplir el mandato judicial e impedir la votación.

De hecho, algunos mossos en desacuerdo con la actuación del domingo tratan de impulsar la plataforma “Mossos Unidos” y desean acudir a una manifestación de apoyo convocada para el domingo frente al cuartel de la Guardia Civil de Travessera de Gràcia, en Barcelona.

Afirman que no están dispuestos a que todos sean vistos igual y recuerdan que han trabajado mano a mano con los policías nacionales y los guardias civiles desde hace muchos años, algo que quieren seguir haciendo.

Sin embargo, no consta que ningún agente del cuerpo autonómico haya pedido usar la “pasarela” legal que aún se tiene que desarrollar mediante un reglamento y que les permitiría pasar a ser agentes de la Policía Nacional, algo que no es fácil que ocurra cuando en este último cuerpo cobrarían entre 500 y 600 euros menos al mes de media.

Los sindicatos de la policía catalana no se han pronunciado aún públicamente sobre esta situación, pero esperan que se pueda reconducir y que por encima de todo prime ese espíritu de cuerpo que une a los agentes.

Un mosso agrede a un conductor por criticar la huelga del 3-O en Cataluña

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Que parte de los Mossos d’Esquadra se han convertido en una especie de policía política del independentismo es evidente tras su actuación en la jornada del referéndum ilegal del pasado 1-O y, dos días después, en la huelga general promovida por la Generalitat en toda Cataluña.

Sin embargo, algunos agentes parece tomarse muy a pecho su fervor patriótico y se permiten la agresión física a los ciudadanos que no deseaban hacer huelga o que ponían en duda la ideología imperante.

Así, el pasado día 3, un ciudadano pretendía acceder con su vehículo a su pueblo, pero un mosso se lo impedía pues la carretera estaba bloqueada por tractores. El conductor insistió pero al agente no pareció gustarle su actitud y, no sólo se atrevió a meter la mano por la ventanilla y girar el volante del vehículo para que no siguiera sino que, ante las protestas del otro, le asestó un golpe en la cara con una actitud violenta, sin que mediara ningún tipo de agresión.

El bar El Galliner de Calella presume de no servir a la Policía Nacional y a la Guardia Civil

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El municipio de Calella parece decidido a convertirse en símbolo del extremismo y del odio hacia la Policía Nacional y la Guardia Civil. Al brutal acoso sufrido por los agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado estos días que han obligado a los dueños de varios hoteles a expulsarles por las presiones independentistas, se han ido sumando otros actos de corte fascista.

Es el caso que denuncian personas próximas a los agentes de la Guardia Civil desplazados a Cataluña: el bar celler El Galliner, situado en el carrer de l’Esglesia 275, cuyo dueño presume en fotografías de no servir “a las fuerzas de orden público no autonómicas. Tampoco queremos sus servicios”. Un ejemplo más del odio que está generando el proceso independentista en Cataluña que, no sólo no se esconde, sino que lleva a sus autores a presumir.

Las cámaras de comercio europeas aplazan su asamblea en Barcelona

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La Asociación de Cámaras de Comercio e Industria de Europa (Eurochambres) ha decidido aplazar la celebración de su asamblea anual y del foro económico que iban a tener lugar en Barcelona del 25 al 27 de septiembre por la inestabilidad generada por el conflicto secesionista en Cataluña.

Fuentes de la Cámara de Comercio de España han asegurado a Efe que la dirección de Eurochambres ha analizado la situación en Cataluña y "el momento de inestabilidad que se vive" y han considerado que "no se dan las condiciones necesarias para asegurar el éxito del foro".

Asimismo, han indicado que se trata de un aplazamiento y que no se contempla la posibilidad de cambiar el lugar de celebración de esta reunión, que cada año acoge una ciudad europea distinta. Entre 250 y 300 personas de 155 cámaras europeas estaban llamadas a participar en la asamblea anual y el foro económico, un encuentro en el que este año se va a analizar la situación de las cámaras ante la era digital.

Se trata de la tercera edición de este foro que tiene como objetivo permitir a los líderes de las cámaras debatir sobre la mejora de los desarrollos y los servicios actuales y futuros de las cámaras de comercio para mejorar la respuesta ante los retos de la globalización y su reacción ante las nuevas tendencias digitales.

Por su parte, la asamblea anual de Eurochambres tenía entre los puntos del orden del día la elección de un nuevo presidente, que sustituya al actual, Richard Weber.

Eurochambres, creada en 1958, aúna a más de 1.700 cámaras de comercio y más de 20 millones de empresas europeas.

Efe

Miles de personas toman las calles de Barcelona en defensa de la unidad de España

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Miles de personas han salido a la calle en Barcelona en defensa de la unidad de España y ya colapsan el centro de la ciudad. Bajo el lema "¡Basta, recuperemos la sensatez!", los manifestantes convocados por Societat Civil catalana se dirigen al punto de partida de la marcha, que comenzará a las 12:00 horas en la plaza Urquinaona. La iniciativa, a la que se han sumado más de 25 asociaciones, ha sido secundada por miles de personas, llegadas de toda España y que recorrerán las calles de la Ciudad Condal en apoyo a la unidad del país y en solidaridad con los millones de catalanes que no quieren la independencia. Desde primera hora de la mañana se ha notado mucha actividad en los accesos en automóvil a la ciudad, las estaciones de tren y el aeropuerto, vías de llegada de miles de personas de dentro y fuera de Cataluña, que han viajado para llenar Barcelona de banderas españolas y reclamar la apertura de una vía de diálogo que impida la declaración unilateral de independencia de Cataluña que, previsiblemente podría producirse el próximo martes en el Parlament.

La plaza Urquinaona, punto de salida de la marcha, empezaba a llenarse ya sobre las 10:30 horas con manifestantes que exhibían multitud de banderas españolas y "senyeras", mientras se coreaban lemas como "Puigdemont a prisión", "Yo soy español" o "Viva España, viva Cataluña y viva la Guardia Civil".

A las diez de la mañana, cientos de personas convocadas por asociaciones contrarias a la independencia de Cataluña ya se han concentrado frente al cuartel de la Guardia Civil de Travessera de Gràcia para agradecer a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado su actuación para impedir el referéndum del 1 de octubre, suspendido por el Tribunal Constitucional.

Cae una banda especializada en el robo de maletas en hoteles

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Los Mossos d'Esquadra detuvieron el 4 de octubre pasado 23 personas, de nacionalidades española, peruana, marroquí y argentina como presuntos autores de un centenar hurtos en hoteles del Área Metropolitana de Barcelona y zonas costeras de Cataluña. A los arrestados también se les atribuye el delito de pertenencia a organización criminal.

La investigación se remonta al finales de mayo de este año cuando los investigadores detectaron una serie de hurtos en hoteles que seguían un mismo modus operandi . Los investigadores se centraron en la búsqueda de una organización criminal dedicada a cometer hurtos dentro de establecimientos hoteleros de manera extensiva con el objetivo de llevarse maletas y bolsas de mano de los turistas aprovechándose de distracciones o pérdidas de atención sobre sus pertenencias.

Las investigaciones llevadas a cabo por los agentes permitieron constatar que el grupo se organizaba en baterías formadas por tres o cuatro personas que se repartían por la geografía catalana. Los miembros de la batería entraban en los hoteles, se hacían pasar por turistas y aprovechaban los momentos en que los clientes hacían el checking de entrada o salida para hurtar los mismos los equipajes. El grupo tenía las tareas claramente diferenciadas y elegía turistas como víctimas por una mayor posibilidad de que no pusieran denuncia o que no se personasen en la fase judicial si lo hacían.

El grupo usaba identidades falsas con el objetivo de evitar que fueran identificados y disponía de una red de receptadores que compraban los objetos robados el mismo día que se habían sustraído para dificultar su relación con los hechos. Además, usaban vehículos al nombre de testaferros para desplazarse y huir de forma efectiva.

El día 2 de octubre se puso en marcha un dispositivo policial con diez entradas en Barcelona, ​​cuatro en L'Hospitalet de Llobregat y 1 en Cornellà de Llobregat con un resultado de 23 personas detenidas. Los agentes intervinieron 69000 euros en efectivo, 385 teléfonos móviles, 33 ordenadores portátiles, 43 cámaras de fotos, 23 cámaras de vídeo y 48 tabletas electrónicas de varias marcas. Entre los objetos también se intervinieron más de 200 piezas de joyas y siete vehículos utilizados por los integrantes de la organización para delinquir.

En dos de los domicilios se encontraron dos laboratorios para clonar y falsificar tarjetas de crédito y de TMB, además de máquinas de clonaciones, tarjetas blancas y rollo de títulos de metro para poder preparar 2000.


La ANC convocará a la ciudadanía «en pocas horas» para que se declare la independencia

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El presidente de la ANC, Jordi Snchez, ha anunciado este lunes que "en pocas horas" convocarán a la ciudadanía para apoyar al Govern y al Parlament en defensa de la declaración de independencia, que ven como la única salida. Un día antes de que el presidente del Govern comparezca en el Parlament, la ANC ha enviado un mail al que ha tenido acceso Europa Press, en que Snchez vaticina que los catalanes escucharán esta semana "más mentiras, más amenazas, más rumores e intoxicaciones" para hacerlos sentir solos, y voces que les preguntarán qué esperan después del 1-O.

Según Sánchez, a estas voces hay que recordarles "que el pueblo catalán ha hablado y ha dicho 'sí' a la independencia, que las peticiones catalanas e internacionales de diálogo son muchas y todas chocan con la intransigencia del Estado". "Las sanciones exorbitadas y las peticiones de cárcel, así como la represión de nuestra libertad política, convierten la declaración de independencia en la única salida", añade.

Por eso pide que, haga lo que haga el Gobierno central, se responda sólo "con el civismo y el coraje" de los que quieren construir una Cataluña justa y libre, alzada bajo las bases de la democracia y la paz, dice. "Determinación, dignidad y civismo para avanzar al lado de nuestras instituciones!", y reclama movilizaciones pacíficas y masivas por las libertades de los catalanes.

En su opinión, la semana pasada fue victoriosa democráticamente, y determinante para alcanzar la independencia, al considerar que han ganado el reconocimiento de la opinión pública internacional y que hay muchas voces internacionales relevantes críticas con el Gobierno "por su inmovilismo y el uso de la represión".

También ha sostenido que la credibilidad de las instituciones catalanas en el trayecto hacia una república es tan alta que el Gobierno "ha quemado sus últimos cartuchos forzando el cambio de sede social de grandes empresas fuera de Cataluña para intimidar".

Rajoy comparecerá mañana a las 16:00 en el Congreso para explicar su postura respecto a la crisis catalana

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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparecerá mañana, a las cuatro de la tarde, en el Congreso para dar cuenta de su posición sobre el desafío independentista en Cataluña apenas 24 horas después de que lo haga en el Parlament el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Así lo ha confirmado a su entrada en la Mesa del Congreso la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, que ha reconocido sentirse preocupada por la situación que se está viviendo en Cataluña. No obstante, será en la reunión de la Junta de Portavoces cuando Pastor comunique oficialmente a los grupos la convocatoria de ese pleno de mañana por la tarde, que se celebrará después de la sesión de control al Gobierno que tendrá lugar por la mañana sin la presencia de Rajoy.

Todo está preparado en Moncloa para responder al independentismo, pero, a la vez, todo está también a la espera de ver qué hace hoy el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y hasta dónde llega en relación a la declaración unilateral de independencia. Hasta el último momento en Moncloa han barajado como hipótesis de trabajo la idea de que Puigdemont y el líder de ERC, Oriol Junqueras, buscarán hoy una salida intermedia para no gastar «la última bala». Y para tratar de impedir que se ponga en marcha toda la maquinaria del Estado de Derecho», Constitución y Código Penal, los dos mecanismos que responderán a una declaración de independencia según garantizó ayer mismo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la cúpula del PP.

Hasta que esta tarde enseñe sus cartas Puigdemont, la división interna y la presión económica, judicial y social han hecho que el Gobierno se incline por la tesis de que lo que hoy se presentará en el Parlamento catalán será un declaración sin efectos jurídicos, y sin votación, otro golpe de efecto con el que el Puigdemont intentará contener la olla a presión del soberanismo, bajo la agitación de la CUP, y sortear la suspensión de la autonomía.

Rajoy no se ha movido de su decisión de ir paso a paso y de su apuesta por evitar, salvo que no le quede más remedio, la utilización del artículo 155 de la Constitución, que afecta a la suspensión de la autonomía catalana. En público y en privado el presidente siempre ha sostenido hasta el día de hoy que el 155 era la última salida, y que sólo la usaría si no le quedaba más remedio. Ayer el Gobierno no descartó responder con este mecanismo al camino que hoy abra Puigdemont, pero al mismo tiempo la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, también advirtió de que el artículo 155 no se ha aplicado nunca hasta ahora y que hay que actuar valorando las decisiones con criterios de eficacia y teniendo en cuenta que causen el menor daño posible a los ciudadanos.

Preventivamente el Gobierno colocó ayer encima de la mesa la aplicación del artículo 155, pero sin desvelar los detalles de cuál será la respuesta que hoy recibirá Puigdemont porque dependerá de hasta dónde llegue. El Ejecutivo está pendiente de cómo formaliza el compromiso de utilizar los resultados del falso referéndum para activar la declaración de independencia, pero también medirá lo que dice en su discurso sobre, por ejemplo, la Ley de Transitoriedad, suspendida por el Tribunal Constitucional (TC), y que en teoría es la base para regular la construcción de la nueva República catalana.

Sólo si Puigdemont elude hacer alguna alusión, dura o blanda, inmediata o en diferido, a la independencia el Gobierno se abstendrá de actuar inmediatamente. Pero si el presidente de la Generalitat pone esta propuesta encima de la mesa, aunque sea como enunciado teórico, el Gobierno se verá obligado a valorar la situación y a responder con «firmeza». Así lo confirmó ayer Rajoy a la cúpula popular en una reunión en Génova. El Gobierno no admitirá tampoco, por tanto, una independencia «en diferido», aplazando sus efectos unos meses. En ese sentido, la vicepresi-denta solemnizó ayer en la Cope que una declaración unilateral de secesión tendría una respuesta por parte del Gobierno con el objetivo de «restaurar la Ley y la Democracia». Dado que se trata de causar el menor perjuicio, se podría recurrir al artículo 155, «que se ha estudiado muy poco», o aplicar otras medidas diferentes.

Colau: «Los resultados del 1-O no son un aval para declarar la independencia»

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La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha comparecido hoy en la sede del Ayuntamiento de Barcelona para valorar la situación de Cataluña, que ha calificado “como la más grave desde el inicio de la democracia”.

Se ha referido a las manifestaciones que apelan a la independencia, al derecho a decidir o a la unidad de España, y ha calificado a todas como legítimas. Se ha referido a los actos de violencia policial del 1-O y ha definido esta fecha como un acto de soberanía popular. “Como alcaldesa de Barcelona ha pedido calma y actuar con responsabilidad. Me voy a dirigir especialmente al presidente Puigdemont”, ha dicho. “Tiene unos compromisos con sus votantes, lo entiendo bien. Pero estamos ante un momento excepcional y hoy más que nunca hay que pensar en el conjunto del país. No hay que poner en peligro la cohesión social ni las institucional catalanas”.

Ha acusado al “inmovilismo de Gobierno del Estado” de todos los problemas actuales. “El 1 de octubre ha abierto una ventana de diálogo” pero también advierte que no le acompañaremos si ahondan en una vía unilateral. “El presidente Puigdemont sabe que en este escenario yo me implicaré. Hacen falta gestos de distensión por ambas partes”. A Rajoy le ha pedido que actúe con responsabilidad de Estado y que escuche a la ciudadanía. “Le pido claramente y de manera concisa que descarte aplicar el artículo 155 y que retire los dispositivos policiales desplazados a Cataluña”, para volver cuanto antes a la normalidad institucional.

“No es momento para el choque de trenes. Es momento para el diálogo y para imaginar nuevos caminos”, ha dicho también.

Planeta trasladará su sede social a Madrid si hay DUI

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El goteo de empresas que han optado en los últimos días por sacar sus sedes fuera de Cataluña es incesante y se intensifica conforme se acerca la hipotética declaración unilateral de independencia (DUI), que Carles Puigdemont podría anunciar hoy mismo. Ayer, varias compañías más se sumaron a la fuga y ya son más de una treintena las firmas catalanas que han hecho las maletas hacia el resto de España o que amenazan con hacerlo si la Generalitat no cesa en su desafío. Es el caso del grupo editorial Planeta, cuyo consejo de administración acordó ayer «trasladar su domicilio social a Madrid si se produce una declaración unilateral de independencia en Cataluña. El consejo ha tomado esta decisión ante la inseguridad jurídica que se produciría y para proteger los intereses de sus accionistas, empleados y del proyecto empresarial».

Entre las que ya han efectuado el cambio sin esperar a la DUI, destacan, sobre todo, las salidas de Abertis y Colonial, ambas presentes en el Ibex 35, así como SegurCaixa Adeslas. Abertis acordó trasladar su sede desde Barcelona a Madrid «debido a la inseguridad jurídica generada por la actual situación política en Cataluña». En una reunión extraordinaria del consejo de administración, la concesionaria de autopistas de peaje e infraestructuras apoyó por unanimidad cambiar su domicilio social al Paseo de la Castellana. «Esta decisión se adopta para mantener la operativa normal de la compañía y con el fin de proteger el conjunto de los intereses generales de la misma», señaló Abertis en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La salida de Abertis de Cataluña era casi un secreto a voces dado que su principal accionista es Criteria, el holding empresarial de CaixaBank, y ambas empresas también han optado esta semana por abandonar Barcelona.

En este sentido, Cellnex, la filial de telecomunicaciones de Abertis, también anunció ayer su traslado de Barcelona a Madrid. La compañía, que tiene más de 24.000 torres de telefonía móvil en Europa, señaló que el «ha analizado la evolución de los acontecimientos en Cataluña durante las últimas semanas, así como, vinculado a los mismos, el contexto de incertidumbre que puede mantenerse a corto y medio plazo», lo que le ha llevado a abandonar la región « en tanto esta situación se prolongue».

La misma decisión fue tomada por el consejo de administración de la inmobiliaria Colonial, que acordó también por unanimidad trasladar su sede social de Barcelona a Madrid como consecuencia de la situación política en Cataluña. Colonial sufrió la semana pasada fuertes caídas en bolsa debido a su elevada cartera de oficinas en Barcelona. Su presidente, Juan José Brugera, preside también el Círculo de Economía, muy crítico con el desafío independentista. De hecho, Bruguera se reunió la semana pasada con el presidente de la Generalitat para advertirle de que una declaración secesionista «sería una bomba para la economía catalana».

SegurCaixa Adeslas, compañía integrada en el Grupo Mutua Madrileña y participada por CaixaBank, cambiará su sede de Barcelona por la Torre de Cristal de Madrid, también propiedad de la Mutua Madrileña y uno de los cuatro rascacielos levantados en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, en el Paseo de la Castellana. SegurCaixa Adeslas es líder en seguros de salud en España, con 3,6 millones de clientes y un 25% de cuota. Sumando el resto de ramas aseguradoras tiene más de 6 millones de clientes.

La empresa de mensajería urgente MRW, con sede en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), anunció que traslada su sede social a Valencia. MRW es una de las principales compañías españolas de transporte nacional e internacional. El grupo, que realiza una media de 45 millones de envíos anuales, cuenta con más de 10.000 personas vinculadas en más de 550 franquicias y 47 plataformas logísticas en Andorra, España, Gibraltar y Portugal.

Además del aluvión de compañías que anunciaron ayer su huida de Cataluña, otras muchas manifestaron su intención de hacerlo si se consuma la declaración de independencia. Es el caso de la empresa de biotecnología Grifols, presente en el Ibex 35. La multinacional catalana de hemoderivados no descarta modificar su domicilio social de Sant Cugat del Vallès si el escenario político afectara a su negocio. La farmacéutica Bayer, que tiene su sede española en Barcelona, no se refirió expresamente a la declaración de independencia, aunque aseguró que la compañía «precisa de un marco político, económico y jurídico estable que asegure el normal desarrollo de su actividad». Idilia Foods, propietaria de marcas como Cola Cao y Nocilla, avisó ayer de que, «ante una efectiva declaración unilateral de independencia», trasladaría su sede social fuera de Cataluña «con el fin de mantener la seguridad jurídica necesaria para poder seguir trabajando con normalidad».

Otras firmas que revelaron ayer que abandonan Cataluña y vienen a Madrid son VidaCaixa, CaixaBank AM, la papelera Torraspapel, la empresa de material odontológico DVD Dental, la compañía de certificación y notificación electrónica Lleida.net, la sociedad de valores GVC Gaesco y la gestora Trea Asset Management, con 5.000 millones de euros bajo gestión. Además, Cervezas San Miguel se traslada a Málaga y el grupo constructor Copasa ha acordado trasladar a Santiago de Compostela la sede de su filial de medioambiente Pesa.

Trapero utilizó a los Mossos como «brazo ejecutor» de la independencia

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La Guardia Civil atribuye al mayor de los Mossos d´Esquadra, Josep Lluís Trapero, un papel nuclear en la ejecución del plan soberanista. Según el informe remitido por el Instituto Armado a la magistrada de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, que investiga a Trapero por sedición, el responsable policial actuó el 1-O «en conexión directa» con el presidente y el vicepresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, respectivamente, para convertir a la Policía autonómica en el «brazo ejecutor» de esa estrategia hacia la independencia de Cataluña.

Así consta en un documento intervenido el pasado 20 de septiembre en el registro del domicilio de Josep Maria Llové, «número dos» de Junqueras en la Consejería de Economía, que la Guardia Civil considera «una verdadera hoja de ruta para alcanzar la independencia de Cataluña». El citado documento, titulado «Reenfocant el procés d´independencia per a un resultat exitós», fija los objetivos para conseguir un Estado Propio. En ejecución de ese plan, la Guardia Civil concluye que la «inacción» de los Mossos el pasado 1-O no fue «arbitraria», sino que se corresponde con el papel «que ese cuerpo policial juega en la estrategia hacia la independencia», a las órdenes de un comité estratégico en el que los presidentes de las organizaciones soberanistas ANC y Òmnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart –investigados también por sedición junto a la intendente de los Mossos– juegan «un papel trascendental».

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