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Puigdemont, a un paso de la sedición

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A sólo unas horas de que Carles Puigdemont comparezca en el Parlament, y con la incógnita de si finalmente seguirá contra viento y marea la hoja de ruta soberanista y declarará unilateralmente la independencia de Cataluña, las consecuencias jurídicas de esa hipotética declaración de ruptura están, más que nunca, encima de la mesa. Desde el PP recordaron ayer al presidente de la Generalitat el precedente de Lluís Companys, que tras proclamar efímeramente en 1934 el Estado catalán terminó detenido horas después y fue posteriormente condenado a prisión. Pero, ¿cuáles son los cauces legales que podrían llevar a la detención de Puigdemont si hoy se produce esa declaración unilateral de independencia (DUI)? Fuentes jurídicas consultadas por este periódico aseguran que, si el jefe del Ejecutivo catalán da ese paso, ese escenario «no es en absoluto descartable». En ese supuesto, el mecanismo elegido sería, previsiblemente, una querella por sedición de la Fiscalía contra Puigdemont ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que vendría a sumarse a la que ya presentó por prevaricación, desobediencia y malversación de caudales públicos contra el Govern en pleno. En esa denuncia, la Fiscalía de Cataluña pediría a la magistrada que instruye esta causa contra Puigdemont y sus consejeros, Mercedes Armas, que acordase su detención para evitar la reiteración delictiva (una de las causas que la ley contempla para acordar la medida cautelar). «Con unas penas de cárcel tan altas (la sedición está castigada hasta con 15 años de prisión) el riesgo de fuga va además implícito», aseguran esas mismas fuentes, que subrayan que con la declaración de independencia la sedición «está más que colmada». Este delito, además, también se persigue en sus modalidades de «provocación, conspiración o proposición». Más complicada parece la imputación de un delito de rebelión, que precisa de un alzamiento «violento» (aunque algunos juristas no creen que sea necesaria una violencia física) para declarar la independencia de una parte del territorio nacional.

El delito de sedición castiga a quienes se alcen de forma pública y tumultuaria para impedir, bien por la fuerza o «fuera de las vías legales», la aplicación de las leyes o a cualquier autoridad hacer cumplir las resoluciones judiciales.

La Audiencia Nacional ya investiga por sedición al mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, a su intendente y a los presidentes de las entidades soberanistas ANC, Jordi Sánchez, y Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, pero aunque la nómina de investigados se incrementará con toda probabilidad tras las identificaciones de más responsables por parte de la Guardia Civil, este tribunal no puede actuar contra Puigdemont por su condición de aforado.

Sí podría hacerlo, sin embargo, si perdiese el fuero, como sucedería en caso de ser suspendido en el ejercicio de su cargo, ya fuese a raíz de la aplicación del artículo 155 por parte del Gobierno o si esa medida se acordarse por el Tribunal Constitucional (de oficio o a instancias de la Abogacía del Estado).

Tras la reforma de su ley reguladora en 2015, el TC dispone de capacidad ejecutiva para hacer cumplir sus resoluciones, una maniobra de acción que va desde la imposición de multas de 3.000 a 30.000 euros hasta la suspensión de la autoridad o cargo público durante el tiempo preciso para hacer cumplir, con la ayuda del Gobierno, sus resoluciones. El Alto Tribunal ya instó personalmente por escrito a Puigdemont a acatar la suspensión cautelar de la Ley de Referéndum y de la de Transitoriedad que convertiría al dirigente independentista en presidente de la hipotética república catalana.

Pero, por ahora, el TC no ha recurrido a esa prerrogativa, limitándose a la imposición de multas (como sucedió con los integrantes de la Sindicatura Electoral, por ejemplo) o a la deducción de testimonio para abrir, en su caso la vía penal, como ha ocurrido con la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. En todo caso, antes de acordar esa posible suspensión el TC debería hacer un requerimiento personal a Puigdemont y solicitarle un informe.

No obstante, las reticencias en el seno del TC a recurrir a esa vía han frenado por ahora esa posibilidad por el deseo del Gobierno de no cuartear la unanimidad mostrada hasta el momento por sus doce magistrados ante los sucesivos incumplimientos de la Generalitat y el Parlament.

En todo caso, si finalmente la Fiscalía pidiese en el TSJ de Cataluña la detención y la prisión provisional de Puigdemont para evitar la reiteración delictiva, la última palabra al respecto la tendría la magistrada que instruye la causa contra el presidente de la Generalitat. La juez Armas ya ha dejado claro en algunas de sus resoluciones el hartazgo por «la actitud renuente» de Puigdemont y el resto de los querellados ya no sólo a los mandatos del TC sino a sus propias órdenes.

La propia Fiscalía advirtió de que esos reiterados incumplimientos por parte de la Generalitat «permiten acercarnos casi a la frontera de la evidencia o flagrancia delictiva».


El análisis de Marhuenda: «Pido que las empresas que se van de Cataluña vuelvan cuando regrese la legalidad»

Europa no contempla un escenario de independencia

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La de ayer fue una de las tantas reuniones de la eurozona en las que un elefante ha ocupado la habitación y los moradores fingen no verlo. Casi la práctica totalidad de los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro fueron ayer interpelados sobre la posible inestabilidad para la economía española y europea de una declaración unilateral de independencia por parte del ejecutivo de Carles Puigdemont. Aunque la mayoría de ellos se puso de perfil, de Guindos emitió un mensaje de tranquilidad ante las preguntas de los periodistas. «El escenario de la independencia no lo contempla nadie, no va a tener lugar», aseguró el ministro de Economía. Sobre la avalancha de huidas de las empresas catalanas, de Guindos aprovechó para cargar contra la Generalitat. «No es porque contemplen la posibilidad de independencia, es consecuencia de una política que es absolutamente irracional y radical, y a lo único que lleva es al empobrecimiento de Cataluña», aseguró.

El más explícito ayer fue el ministro de Finanzas italiano, Pier Carlo Padoan, que calificó la situación como una «crisis grave» Tanto el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, como el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, repitieron con algunas variantes el argumentario de los últimos días por parte de las instituciones comunitarias. El primero, aseguró que es un asunto interno y el segundo, apeló al diálogo.

Europa cierra filas

Bruselas se mostró ayer muy cauta ante una posible declaración de independencia unilateral por parte de la Generalitat y los portavoces comunitarios no quisieron adelantar si habrá una posible reacción ante la consumación del desafío separatista. Mucho más clara fue la ministra francesa de Asuntos europeos, Nathalie Loiseau, que ayer ya adelantó sin ambages la respuesta ante una declaración de independencia unilateral: «Somos aliados de España, y España es una gran democracia. No hay que inmiscuirse en los asuntos internos de España», aseguró.

A pesar de las apelaciones a la tranquilidad, Luis de Guindos no pudo sortear las innumerables preguntas de los periodistas extranjeros, en unas imágenes que recordaban los peores momentos de la crisis de deuda, tras el rescate financiero. «Lo que puedo garantizar es que el Gobierno español está totalmente preparado para aplicar las políticas actuales para evitar la independencia de Cataluña. Y cualquier declaración de independencia será nula y vacía», aseguró el ministro que, sin embargo, tuvo que reconocer que los últimos acontecimientos suponen «elemento de incertidumbre, un foco de inquietud».

Ante una declaración de independencia consensuada con el Estado, Cataluña pasaría también a ser un país tercero que debería solicitar su reingreso en el club comunitario. Para ello se necesita la unanimidad de los restantes socios y un solo país podría bloquear la adhesión al igual que sucede con el resto de países candidatos. Esto también implicaría la inmediata salida de la zona euro, del mercado único y de espacio sin fronteras Schengen. La Unión Europea nunca se ha enfrentado a una situación análoga.

No hay DUI a gusto de todos

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Pese a que la Ley del referéndum especificaba que dos días después de la proclamación oficial de los resultados del referéndum se daría paso a una «declaración formal de independencia» en una sesión parlamentaria, lo cierto es que todavía está por ver qué alcance tendrá este redactado hoy. Desde el 1-O, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha mantenido encuentros con la plana mayor del independentismo para discutir cómo aplicar el escrutinio surgido de la votación, pero todavía ayer las posibilidades abiertas eran múltiples. El centro del debate es dar con el acento exacto de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) para no «traicionar» a sus simpatizantes ni para dar un paso en falso que desbarate toda la proyección internacional que ganó con la jornada del 1-O. En cualquier caso, Puigdemont ha reiterado que su intención es aplicar de forma indiscutible los resultados, aunque también ha arrojado algunas dudas durante los últimos días sobre el cuándo para ganar tiempo y conseguir algún tipo de mediación exterior.

A lo largo de la última semana, el president ha recibido presiones de algunos cuadros de su propio partido, partidarios de una vía moderada –apuestan por una declaración a plazos o incluso «simbólica», como explicó la coordinadora del PDeCAT, Marta Pascal–, y de ERC–en su mayoría–, la CUP y las entidades separatistas, proclives a no pisar el freno y hacer efectiva la independencia tal y como estaba prevista en la Ley del 1-O y la Ley de Transitoriedad Jurídica.

La opacidad sobre el contenido de la comparecencia de Puigdemont era ayer total, en gran parte porque no quedó cerrada. Los dirigentes independentistas apuraron hasta última hora para negociar el texto final del president, que se prolongará hasta hoy por la mañana, cuando tendrá lugar la reunión semanal del Govern y se acabe de perfilar, mientras desde ERC y la CUP se evitó dar detalles del contenido de la propuesta. Si bien, los republicanos –que celebraron una ejecutiva a última hora de la noche ayer–, en boca de su portavoz, Sergi Sabrià, abogaron por «dar forma» a los resultados del 1-O e iniciar la «constitución» de una república catalana, democrática, social y de derecho en esta sesión parlamentaria, pero tampoco quisieron confirmar si entrará en vigor la Ley de Transitoriedad, que lo debió haber hecho ayer –48 horas después de la proclamación oficial de los resultados–. Pese a esta declaración de intenciones, lo cierto es que Sabrià apostó por conjugarla con seguir manteniendo la puerta abierta al diálogo con el Estado y a una mediación internacional entre Generalitat y Gobierno.

En este sentido, el eurdiputado del PDeCAT, Ramón Tremosa, sí fue algo más concreto y habló de una DUI siguiendo el modelo de Eslovenia. Tremosa equiparó la actual situación con la del país balcánico, en la que recordó que se hicieron unas elecciones al parlamento que ganó una coalición independentista «como Junts pel Sí» y trató de negociar un referéndum con Belgrado para separarse de la antigua Yugoslavia, que no prosperó. Entonces, los eslovenos celebraron uno unilateral, que ganaron, y declararon la indepeendencia, aunque la suspendieron «unos meses para negociar un referéndum acordado». «Al cabo de seis meses de negociaciones, empezaron a caer los reconocimientos internacionales», aseguró en una entrevista en Onda Vasca.

Esta línea argumental, que reclama un proceso «a plazos», sin efectos inmediatos, ya tuvo su precedente en el ex presidente de la Generalitat, Artur Mas, que advertía de que Cataluña no estaba preparada para la «independencia real». Según Mas, todavía «no se han sentado las bases para una auténtica» separación del Estado. Asimismo, Marta Pascal o el conseller de Empresa, Santi Vila, se han expresado en este sentido. Vila, por ejemplo, días atrás pidió una última oportunidad al diálogo y no tomar decisiones unilaterales por ambas partes. Por su parte, Pascal, llegó a referirse en la BBC al escenario de una «declaración simbólica».

Si bien, todas estas dudas contrastan con la determinación irreductible que han manifestado la CUP y las entidades independentistas, Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. El diputado anticapitalista, Benet Salellas, exigió que no se pospusiera la proclamación de la República catalana en pro del diálogo y reclamó que se «constate de que hubo un referéndum vinculante cuyo resultado es efectivo» para que inmediatamente después de la proclamación se aplique la Ley de transitoriedad. Por su parte, el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, y el de la ANC, Jordi Sánchez, los agitadores del «procés», también han venido presionando para que Puigdemont haga efectiva la DUI y consideran innegociable otro escenario.

En todo caso, la sesión de hoy –que debió celebrarse ayer, pero los separatistas decidieron posponerla para sortear la suspensión del Tribunal Constitucional y ganar tiempo para buscar salidas alternativas– arrancará a partir de las 18.00 horas y empezará con un discurso por tiempo ilimitado de Puigdemont. La oposición tendrá 10 minutos para réplica y 5 minutos de contrarréplica. Asimismo, solo habrá espacio para la retórica, ya que no está previsto que haya votación. No obstante, la CUP dejó esta posibilidad abierta después de que, como ERC, evitara concretar elementos del formato que tendrá la sesión parlamentaria para sortear cualquier impedimento que pueda plantear el Estado.

La Generalitat pone en marcha la prolongacion de la L1 del metro hasta el mar

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Pese a todo el ruido mediático, la Generalitat aún sigue haciendo alguna cosa que afecta al día a día del ciudadano. La conselleria de Territorio hizó público ayer la ampliación de la L1 de metro desde Santa Coloma hasta la estación de Cercanías de Badalona frente al mar, que comprende cinco nuevas estaciones. Se licitará en la primavera de 2018 y terminará de proyectarse en 2020.

El documento se presentó ayer para someterse durante un mes al proceso de información pública, después del cual se licitará la redacción del proyecto constructivo de la primera fase, las estaciones de Montigalà y Lloreda-Sant Crist, que se terminará en la primavera de 2018, ha informado la Generalitat en un comunicado. Durante esta primera fase, que prevé un coste total aproximado de 260 millones de euros, se proyectarán también las cocheras de la L1, que se ubicarán en la parte sur del Parc de Montigalà y tendrán capacidad para 14 convoyes.

El mundo soñado de Joan Ponç

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La Fundació Catalunya La Pedrera de Barcelona dedica la mayor exposición antológica al «mundo inquietante y sugerente» del pintor onírico catalán Joan Ponç en una muestra, que recoge pinturas inéditas y supone un «reset» en el estudio del artista que participó del movimiento de Dau al Set y que murió hace 33 años.

Así lo explicó la pasada semana Pilar Parcerisas, comisaria de la exposición «Joan Ponç. Diábolo», junto a la directora del Área de Cultura de la fundación, Marga Viza, en la que subrayaron que el recorrido recoge 150 obras, muchas de colecciones particulares, museos y familia del artista.

La exposición, que se podrá visitar hasta el 4 de febrero, llega 15 años después de la retrospectiva que le dedicó el Palau Macaia 2002 al artista, si bien los organizadores han considerado la actual muestra como la más importante hecha hasta el momento. La muestra trata de leer a Ponç de otra forma, con vida más allá de su colaboración con el movimiento de Dau al Set, y empieza con un tríptico que dedicó a Cézanne, pintor a quien consideró su «estrella polar».

El «realismo mágico» de Ponç está plagado de figuras monstruosas, algunas de las cuales aluden a la enfermedad de autismo que sufría su hermana, y toma el título de «Diábolo» por su connotación lúdica relacionada con el malabar chino y, quizá, el hecho de que los integrantes de Dau al Set se consideraban, en tono de broma, unos diablillos, explicó Parcerisas.

Dónde: Fundació Catalunya La Pedrera. .

Cuándo: Hasta el 4 de febrero.

Colau presenta un presupuesto de 2.643 millones para 2018

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El gobierno de la alcaldesa Ada Colau ha presentado hoy un primer proyecto de Presupuestos para el 2018 que prevé un volumen total de gasto no financiero de 2.642,9 millones, lo que supone un incremento del 2,4% respecto a las cuentas de este año, y 62,4 millones más de recursos disponibles.

El primer teniente de alcaldía de Economía, Gerardo Pisarello, ha presentado las líneas maestras de la propuesta que debe servir de base para abrir negociaciones con el resto de grupos municipales para aprobar el presupuesto de 2018. Pisarello ha puesto énfasis en que en estos "momentos de incertidumbre" la presentación del proyecto de presupuestos municipales "quiere ser un mensaje de estabilidad y de normalidad institucional y demostrar que esta ciudad, este ayuntamiento, continúan trabajando, continúan funcionando" a la ciudadanía y a los actores sociales, económicos y culturales.

Efe

Una mujer ha muerto hoy en Rubí asesinada presuntamente por su expareja

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Una mujer ha muerto esta tarde en Rubí (Barcelona) asesinada presuntamente por su expareja, a la que se está buscando, según han informado a Efe los Mossos d'Esquadra.

Durante la tarde de hoy, los vecinos han alertado a la policía catalana de que en un inmueble de la ciudad barcelonesa se oían gritos y ruidos y cuando los Mossos han llegado hasta el lugar se han encontrado con una mujer malherida, que ha acabado muriendo.

Los Mossos investigan "la muerte por violencia de género" de esta mujer, de la que todavía no ha trascendido su identidad. EFE


Detenido en Cornellà el hombre que asesinó ayer a su expareja en Rubí

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La policía local de Cornellà de Llobregat (Barcelona) ha detenido esta mañana en esa población al hombre que presuntamente mató ayer a su expareja en Rubí, una mujer de 66 años y nacionalidad española.

Según han informado los Mossos d'Esquadra, la detención se ha producido poco antes de las once de la mañana, cuando por motivos que se desconocen el sospechoso ha disparado con una escopeta de caza en la calle y ha provocado daños en diversos vehículos.

Un juez obliga al Ayuntamiento de Badalona a reponer la imagen del Rey en el salón de plenos

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Una sentencia del juzgado número 9 de Barcelona obliga al Ayuntamiento de Badalona a volver a colocar la imagen del Rey en el salón de plenos del consistorio, tras retirarla después de la entrada del nuevo gobierno municipal en 2015.

El tercer teniente de alcalde de Badalona, José Téllez, ha anunciado hoy mismo que el equipo de abogados del Ayuntamiento ya están preparando los trámites necesarios para presentar el recurso de apelación, que se debe entregar dentro de los quince días siguientes a la notificación de la sentencia.

En el auto, el juez ha declarado la obligación del Ayuntamiento de "colocar el retrato del Rey en un lugar preferente y de honor del salón de plenos", en cuanto a lo establecido por el Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Entidades Locales, un real decreto de 1986.

Sin embargo, Téllez ha asegurado que esta normativa de 1986 a la que alude el juez "se hizo para anular la simbología franquista" y se trataba de una norma "transitoria", cuyos artículos tendrían que acabar de regularse en los reglamentos municipales.

"En el reglamento del Ayuntamiento de Badalona no aparece que sea obligatoria la presencia de la efigie del jefe de Estado en la sala de plenos. Nosotros defendemos la autonomía municipal en este sentido y defendemos que no es obligatoria la presencia de la efigie del ciudadano Felipe de Borbón", ha señalado Téllez.

Estos mismos argumentos ya habían sido esgrimidos por el gobierno municipal en 2015, cuando la delegación del Gobierno en Cataluña envió un requerimiento al consistorio para que volviera a colocar el retrato de Don Felipe, a lo que el Ayuntamiento de Badalona se negó, desencadenando así los procesos judiciales.

Téllez ha explicado que la decisión de retirar la imagen del jefe de Estado de la sala de plenos se debió a que "en esa sala reside la soberanía municipal, pues ahí se sientan los cargos electos por la ciudadanía de Badalona, y por lo tanto no toca que haya la imagen de una persona que ostenta un poder por derecho hereditario".

El tercer teniente de alcaldía ha señalado, además, que uno de los argumentos que utilizaron en la defensa fue que el Estatut de Autonomía otorga a la Generalitat de Catalunya la competencia en materia de régimen local.

Sin embargo, el juez se ha valido de la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 sobre el Estatut (STC 31/2010) para argumentar que la competencia de la Generalitat en materia local "no excluye que el Estado pueda dictar normas básicas, igualmente de régimen local", dejando claro que siempre prevalece la ley superior.

Por otro lado, en la sentencia también se señala que la normativa de 1986 "no está regulando tanto un aspecto organizativo" del ente local como "el tratamiento de la Jefatura del Estado que, como símbolo, cumple una función cercana al uso de las banderas oficiales", y por lo tanto debe estar presente en el salón de plenos.

Téllez ha asegurado que con este tipo de sentencias lo que se busca es "sentar un precedente" y hacer jurisprudencia para tratar casos parecidos, como la retirada en 2015 del busto del Rey emérito, Juan Carlos I, del Ayuntamiento de Barcelona.

El tercer teniente de alcaldía ha señalado que recurrirán la sentencia y que "mientras no haya una sentencia firme la efigie del ciudadano Felipe de Borbón no estará en esta sala de plenos".

Badalona, que es la tercera ciudad más poblada de Cataluña, está gobernada desde 2015 por una coalición de izquierdas formada por Guanyem Badalona, ICV, ERC y PSC; y desde entonces han tenido distintos roces con el Estado, por ejemplo debido a la decisión de abrir el consistorio y trabajar durante el 12 de octubre.

Efe

Rajoy reúne a sus ministros el sábado y trasladará el 155 al Senado

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Tal y como estaba previsto y tras constatar que el Gobierno catalán se niega a responder al requerimiento, el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy continuará con los trámites previstos en el artículo 155 para restablecer el orden en Cataluña.

El Gobierno ha informado en un comunicado de que ha convocado para el próximo sábado, día 21, un Consejo de Ministros extraordinario a fin de aprobar las medidas que elevará al Senado para "proteger el interés general de los españoles, entre ellos los ciudadanos de Cataluña, y restaurar el orden constitucional en la Comunidad Autónoma".

Asimismo, el Gobierno y el PSOE están reunidos desde esta mañana para cerrar las medidas que, en virtud del artículo 155 de la Constitución, serán aprobadas el sábado por el Consejo de Ministros antes de ser remitidas al Senado.

Fuentes del Ejecutivo han confirmado este encuentro, aunque no han especificado quiénes son los interlocutores por ambas partes.

Lea el comunicado del Gobierno en respuesta a la carta de Puigdemont

Precisamente ayer seguían las conversaciones del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con los líderes del PSOE y de Ciudadanos (Cs), Pedro Sánchez, y Albert Rivera, una vez que hoy vence el último plazo dado al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para que rectifique y explique si declaró la independencia de Cataluña en el Parlamento autonómico.

Sin previsión de que hubiera cambios en el independentismo, esta semana se hablaba de que hoy mismo podría haber un Consejo de Ministros extraordinario para aprobar el desarrollo del artículo 155 de la Constitución. Habrá respuesta política, previsiblemente de Mariano Rajoy, pero ayer, sin embargo, en Moncloa alargaban el plazo para celebrar ese Consejo de Ministros hasta el sábado.

Oficialmente estas horas añadidas a la ejecución de la intervención son para terminar de pactar con el PSOE y con Ciudadanos todas las medidas dirigidas a restablecer la legalidad y «el autogobierno en Cataluña». Pero es una decisión que, inevitablemente, enlaza con la apuesta de Mariano Rajoy por alargar todo lo posible la salida traumática que implica actuar por primera vez de la mano de esta prerrogativa constitucional, el artículo 155, en el Estado autonómico que surgió con la Constitución del 78.

Rajoy prefiere que las elecciones las convoquen en Cataluña, que sean consecuencia del bloqueo político y de la presión de la CUP, antes que verse obligado a convocarlas él. Y ayer mismo Ejecutivo y PSOE coincidieron en asegurar que el 155 se frenaría si Puigdemont disolviera la legislatura y anunciara unos comicios. Incluso en el caso de que los vistiera como elecciones constituyentes la intervención podría paralizarse, porque se recurriría al Tribunal Constitucional (TC) una declaración de independencia y los comicios se celebrarían de acuerdo a la ley electoral, sostienen en las fuerzas constitucionalistas. Desde la Generalitat, sin embargo, apuntan a la declaración unilateral de independencia como respuesta al artículo 155, pero descartan las elecciones. Al menos, «de momento».

El Gobierno trabaja con PSOE y Ciudadanos con el objetivo de que el mecanismo excepcional del 155 sirva para disolver el Gobierno catalán con una intervención «mínima» en la autonomía y para que se celebren elecciones como muy tarde en enero. Si hay que ir por ese camino, no tiene sentido, sostienen en Moncloa, «prolongar demasiado una situación de interinidad que nos desgasta a todos y que es difícil de explicar a los catalanes».

La Hacienda de la Generalitat ya está prácticamente intervenida, y la prioridad sería tomar el control de los Mossos d’Esquadra y de la seguridad. El pasado martes Rajoy se reunió con Sánchez en Moncloa y ayer hizo lo mismo con Rivera.

En el Gobierno preocupa que la Generalitat intente utilizar el desarrollo del artículo 155 en su beneficio, «para borrar la traición a los suyos en el manejo de la declaración unilateral de independencia, el “sí” pero “no” del Parlament», y para agitar de nuevo la calle con la propaganda victimista. La intervención es un camino sembrado de riesgos, para la Generalitat y también para el Gobierno, que ha intentado siempre reducir al mínimo el coste del conflicto. Por eso el mensaje oficial afirma que el objetivo no es anular el autogobierno, sino protegerlo dentro del marco estatutario, y para que esta idea pueda llegar al menos a una parte de los catalanes es necesario que las decisiones que afecten a la autonomía sean lo menos invasivas.

El presidente del Gobierno ha escuchado muchas opiniones en las últimas semanas y sabe que hay actuaciones que los catalanes no aprueban, no sólo los independentistas. Por eso hasta que no le ha quedado más remedio ha evitado la salida de la intervención: es consciente de que es un camino lleno de obstáculos, en el que no caben errores, y en el que sólo hay una oportunidad de acierto. «Queda un dardo, no más», describen, metafóricamente, en Moncloa.

El precepto constitucional estará esta mañana prácticamente listo para que su desarrollo sea aprobado por el Senado. Ayer el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, estaba en Bruselas, y Rajoy también tiene previsto viajar esta misma tarde a la capital europea para participar en la cumbre comunitaria. El Gobierno está trabajando el frente internacional para conseguir que se entiendan bien las consecuencias de la aplicación del artículo 155 en un contexto en el que mantienen, cierto es, el apoyo de sus principales socios y de Bruselas contra una declaración unilateral de independencia.

Dado que el Senado aprobaría a finales de la próxima semana la intervención en Cataluña, Puigdemont tiene tiempo hasta entonces para convocar unas elecciones y evitar así el terremoto y los daños colaterales de las medidas dirigidas a sustituir al Gobierno catalán y sustraerle a él la competencia exclusiva en disolver la legislatura autonómica. La intervención de las cuentas catalanas ya está plenamente activa con las decisiones adoptadas por el Ministerio de Hacienda para controlar los Presupuestos. Pero el artículo 155 implicaría el relevo de Oriol Junqueras como responsable político de las finanzas catalanas y aumentaría aún más los controles sobre las mismas.

La intervención de las cuentas catalanas que puso en marcha en septiembre el Ministerio de Hacienda, con la necesidad de autorización de todos los pagos y el acuerdo de no disponibilidad de gasto, se prolongará hasta que la legalidad constitucional sea restituida en esta comunidad autónoma. Y seguirá así aun en el caso de que Puigdemont convoque unas elecciones autonómicas, aunque las llame elecciones constituyentes. Sería el Ministerio de Hacienda quien controlaría todo el presupuesto electoral y decidiría la autorización de los pagos y, en consecuencia, de todos los gastos electorales.

Por cierto, en lo que afecta al trámite en el Senado, se ha estudiado la posibilidad de crear una comisión «ad hoc», con representantes de todas aquellas comisiones que afectan a las competencias que puede perder la Generalitat, para aprobar las medidas del artículo 155. La opción de la Comisión General de Comunidades Autónomas obligaría a pedir un informe a todas las comunidades, incluido el País Vasco, «y podría ser más problemática».

Puigdemont planea declarar la independencia y convocar elecciones

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Se agota el tiempo y la contrainformación se ha adueñado de la realidad. Muy pocos saben exactamente lo que acontece de verdad y muchos los que presionan. PDeCAT y ERC han arreciado sus críticas mutuas en las últimas horas acusándose mutuamente de querer «rendirse» y de pactar la convocatoria de unas elecciones. Incluso algunas «intoxicaciones» apuntan que Artur Mas sería el mediador a cambio de la condonación de su deuda con la Sindicatura de Cuentas. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dejó entrever ayer en el Congreso que frenaría la aplicación del 155, si el presidente catalán convoca elecciones. De esta forma, toda la presión recae en Puigdemont que, de entrada, no tiene intención de contestar al requerimiento del Gobierno cuyo plazo finaliza hoy a las 10 de la mañana.

El presidente catalán baraja otras opciones. Como adelantó LA RAZÓN en su edición del 9 de octubre –y ayer se volvió a recordar entre los planes de resistencia al 155– Puigdemont podría convocar elecciones constituyentes para finales de año o principios de 2018. Sin embargo, no puede convocarlas sin más, es decir, que parezca que frena el proceso soberanista porque la ANC, Òmnium y la CUP –sin olvidar una parte de ERC– le lincharían y le dejarían en evidencia ante su electorado.

Por eso, en el mundo independentista se está afianzando la estrategia de la resistencia al 155 en el campo institucional y en la calle, sumando la insumisión de los funcionarios, sobre todo, en enseñanza si el Gobierno osa intervenir estas competencias. Al tiempo, se barajan distintos escenarios para hacer una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) en paralelo a la convocatoria de elecciones, que tendrían esta vez el apellido de constituyentes.

Según las fuentes consultadas, esta convocatoria no podría ser paralizada por el 155 –de hecho, no parece que el Gobierno tuviera interés en hacerlo– y permitiría al presidente catalán sacar pecho ante su audiencia independentista porque las convocaría tras una proclamación de independencia. ¿Dónde y cómo se haría? Ahí está la cuestión. Un sector apunta que la DUI sea declarada por la Asamblea de Electos, otros opinan que bastaría con una declaración del presidente, y la CUP, principalmente, apuesta porque sea el Parlament.

Puigdemont está moviendo sus piezas. Se ha reunido con los miembros del Govern y con su partido convocando un Consejo Nacional a puerta cerrada. De entrada, ha pedido a todos sus diputados que este fin de semana estén localizables por si el Parlament convoca un pleno urgente. De esta forma, el líder independentista podría declarar la DUI y convocar elecciones mientras el 155 se está tramitando. Según fuentes bien informadas, las previsiones del Gobierno sitúan la aprobación del 155 el jueves o viernes de la próxima semana. De esta forma, Puigdemont no cedería a las presiones del Ejecutivo a juicio de los independentistas, a la vez que salvaguardaría las competencias de la Generalitat.

De esta forma, Puigdemont buscaría una salida a la situación política evitando la aplicación del 155 que acentuaría la crisis. No todos piensan así en el mundo soberanista, como el conseller Raül Romeva, que ayer seguía insistiendo en que no se contemplan elecciones anticipadas. En este escenario, el papel de Oriol Junqueras será relevante. ERC ya planteó en alguna reunión las elecciones como salida, aunque luego siempre se ha travestido con la CUP para negarlo. Los republicanos podrían aceptarlas, siempre y cuando cada partido se presentara a las elecciones con sus siglas, manteniendo un punto en su programa que unificara criterios a favor de seguir con el proceso y elaborar una constitución catalana. Es decir, ERC no quiere repetir la fórmula de Junts pel Sí.

El PDeCAT sí quería repetirla. Primero, porque no sabe si Puigdemont querrá formar parte de la lista. Segundo, porque en solitario sólo tendría garantías de salir bien parado con Puigdemont como cabeza de lista. Tercero, sólo la repetición de Junts pel Sí garantiza al PDeCAT evitar una posible catástrofe electoral, tal y como vaticinan las encuestas. Para esta tarea de «candidatura única del independentismo», el PDeCAT cuenta con el apoyo de Òmnium –al menos hasta ayer, momento en el que Marcel Mauri, un hombre de Junqueras se haya hecho con el mando de la organización– y de la ANC, porque ambas organizaciones quieren poner pie en el Parlament en esta lista única. Incluso ayer circulaba que esta lista podría ser encabezada por, nada más y nada menos, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, hoy en la cárcel de Soto del Real.

Esta cuestión también debe ser dilucidada por Carles Puigdemont en las próximas horas y no es baladí. Debe garantizar a los suyos que el proceso sigue proclamando en algún formato la independencia, mientras que de cara al Estado lo frena convocando elecciones –está vez constituyentes cuando en 2015 fueron plebiscitarias–, y a la vez ligar una candidatura única del soberanismo que pueda obtener la mayoría suficiente.

Concentración de la CUP ante la Delegación del Gobierno esta tarde

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La CUP ha llamado a concentrarse este jueves a las 18 horas ante la Delegación del Gobierno en Barcelona poco antes de que se cumpla el plazo impuesto por el Gobierno para que el presidente Carles Puigdemont responda al requerimiento de renunciar a su hoja de ruta independentista. "¡Paremos la represión! Salgamos a la calles sin miedo a gritar 'República Ahora', 'Libertad Jordis'", han expresado en una entrada en su cuenta de Twitter.

La Fiscalía se querellará por rebelión contra Puigdemont si hay DUI

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Y al final, la rebelión. La Fiscalía ya tiene preparada una querella contra el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, por este delito–castigado con penas hasta de 25 años de prisión, cinco más si se utilizan armas– en caso de que declare la independencia. Pero la denuncia iría acompañada, además, de una más que probable petición de prisión provisional, según sugirió ayer en Granada el propio fiscal general del Estado, José Manuel Maza, que juzgó la medida «casi obligada» tratándose de un delito de «tanta gravedad» y con unas penas tan altas. «Lo lógico», dijo Maza en la clausura del XXI Congreso Nacional de la Asociación de Fiscales, «es que se pidan medidas cautelares severas», informa Efe.

Esta imputación se sumaría a la investigación en marcha en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) contra él y su Gobierno por desobediencia, prevaricación y malversación. El destino de esa posible querella está todavía por determinar, pues por su condición de aforado debería interponerse ante el TSJ de Cataluña. Si finalmente pierde el fuero (no sólo como presidente del Ejecutivo catalán, sino también en su condición de parlamentario), de la denuncia se haría cargo la Audiencia Nacional, que ya investiga al mayor de los Mossos d´Esquadra y a los líderes soberanistas Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, en prisión desde el pasado lunes por sedición. Sin embargo, las fuentes consultadas apuntan otro escenario que consideran mucho más probable: que la denuncia se presente ante el Tribunal Supremo (TS) al desbordar los efectos de la hipotética rebelión a la propia Cataluña y afectar al resto de España, al margen de que los actos nucleares del tipo delictivo se hayan llevado a cabo en la comunidad autónoma.

Esta última hipótesis encuentra cobijo legal en el Estatuto de Cataluña, que en sus artículos 57,2 y 70,2 atribuye al Tribunal Superior de Justicia catalán la potestad para investigar tanto al presidente de la Generalitat y sus consejeros como a los diputados autonómicos salvo que el delito se produzca fuera de Cataluña. En ese caso, «la responsabilidad penal es exigible en los mismos términos ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo». Fuentes del Alto Tribunal apuntaban ayer no obstante a este periódico no tener constancia de la presumible presentación de esa denuncia en el Supremo por parte del Ministerio Público, una querella, por otro lado, de cuya elaboración no se ha encargado la Fiscalía de la Audiencia Nacional, apuntan fuentes jurídicas.

Según esas mismas fuentes, la declaración unilateral de independencia (DUI) culminaría la «dinámica insurreccional» emprendida por Puigdemont, una actuación que, añaden, ha desbordado ya no sólo los tipos penales por los que le investiga el TSJ de Cataluña, sino también el delito de sedición (una rebelión de segundo grado cuyo tipo penal no incluye expresamente el uso de la violencia). «Todo es una progresión delictiva que tiene que ser analizada conjuntamente», señalan.

Es precisamente el uso de la violencia el que plantea más controversia a la hora de atribuir a Puigdemont (y, en su caso, a todo el Govern) la rebelión. El Código Penal considera reos de este delito a los «que se alzaren violenta y públicamente» para «declarar la independencia de una parte del territorio nacional» o , por ejemplo, «derogar, suspender o modificar total o parcialmente la Constitución» o «destituir o despojar en todo o en parte de sus prerrogativas y facultades al Rey».

El único precedente jurisprudencial al respecto de una condena por rebelión es la condena por el golpe de Estado del 23-F. Un fallo en el que se establecía que «la violencia no es requisito indispensable de la rebelión, pudiéndose pactar y llevar a cabo de modo incruento». Pero entonces estaba vigente el Código Penal de 1973, no el actual, y en todo caso a los golpistas se les aplicó el Código de Justicia Militar.

Sea como fuere, las fuentes jurídicas consultadas consideran que ese carácter violento ya se ha producido con el acoso a la Guardia Civil durante los registros de los pasados 20 y 21 de septiembre en diversas consejerías de la Generalitat. En todo caso, el delito de rebelión se puede castigar también (aunque con penas menos graves) en sus modalidades de «provocación, conspiración y proposición», una conducta en la que ya habría incurrido el presidente de la Generalitat sin necesidad de que el delito se llegase a consumar.

Destitución de todo el Ejecutivo: Los ministerios ejercerán sus funciones

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Todo el Gobierno catalán ha asumido el proceso secesionista y por eso todos sus consejeros serán suspendidos en sus funciones. Ésta es la justificación para que la aplicación del artículo 155 de la Constitución provoque el cese de la Generalitat entera, y que sean los ministerios quienes tomen el control. Esta intervención afecta a las consejerías, a todas las entidades que dependan de ellas y al sector público empresarial. De tal manera que serán los responsables gubernamentales quienes tengan capacidad para acordar el «nombramiento, cese o sustitución temporal» del personal de la Generalitat, dicten resoluciones y den instrucciones a los funcionarios. Las finanzas de la Generalitat ya fueron intervenidas en septiembre, en respuesta a la decisión del vicepresidente, Oriol Junqueras, de negarse a remitir a Hacienda los informes semanales del gasto presupuestario para confirmar que no se estaba desviando dinero público a la organización del referéndum ilegal. Ese control se refuerza y el Gobierno de la Nación, a través de los órganos que designe, asumirá la totalidad de los ingresos y gastos de la Generalitat para garantizar que ningún fondo se destina a actividades vinculadas con el proceso secesionista.

A los segundos niveles se les da una oportunidad y no serán relevados de manera automática, sino que serán los ministros y altos cargos de los departamentos que asuman su control quienes decidan en función de si cumplen con la Constitución, el Estatuto de Autonomía y el marco legal. No obstante, cada paso que se dé desde la Administración catalana deberá ser sometido a régimen de comunicación y de autorización si afecta a las iniciativas ligadas al artículo 155. El proceso será complicado en el día a día y obligará a desarrollar cada medida de forma concreta, con resoluciones, protocolos o normas. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, aclaró ayer que no supone una devolución de competencias al Estado ni la derogación del autogobierno porque sigue estando plenamente en vigor el Estatut.

Los afectados por el cese que ahora debería aprobar el Senado son:

- Carles Puigdemont. Presidente.

- Oriol Junqueras. Vicepresidente de Economía y Hacienda.

- Jordi Turull. Conseller de Presidencia y portavoz del Govern.

- Raül Romeva. Conseller de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia.

- Josep Rull. Conseller de Territorio y Sostenibilidad.

- Clara Ponsatí. Consellera de Enseñanza.

- Meritxell Borràs. Consellera de Gobernación, Administraciones Públicas y Vivienda.

- Antoni Comín. Conseller de Salud.

- Dolors Bassa. Consellera de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias.

- Joaquim Forn. Conseller de Interior.

- Lluís Puig. Conseller de Cultura.

- Santi Vila. Conseller de Empresa y Conocimiento.

- Carles Mundó. Conseller de Justicia.

- Meritxell Serret. Consellera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación.


Los Mossos podrán ser sustituidos por las Fuerzas de Seguridad del Estado

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La aplicación del artículo 155 de la Constitución que puso en marcha ayer el Gobierno contempla, entre otras cosas el control de los Mossos d`Esquadra, una de las estructuras de la Generalitat que más suspicacias suscita debido a su inhibición durante la jornada del 1 de octubre. El mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, investigado por ello, está en libertad con medidas cautelares y a partir del sábado tendrá nuevos mandos, ya que en ese momento Juan Ignacio Zoido, ministro del Interior, pasará a tomar el control de la policía autonómica. Interior asume esta función con la intención de trabajar, «dentro del marco legal, para la normalización de la situación en Cataluña y la integración de todos sus ciudadanos». Uno de los objetivos en este desempeño será el «asegurar los derechos y libertades de todos los catalanes». Además, el texto aprobado por el Ejecutivo en aplicación al 155 facultará a Interior a «dictar instrucciones directas y de obligado cumplimiento» a los agentes. El texto se reserva la capacidad de sustituir a los agentes autonómicos «que sea necesario» por Policía Nacional y Guardia Civil.

¿Y si algún mosso desobedece? El Gobierno destaca que el incumplimiento será constitutivos de «responsabilidad disciplinaria» además de otras «patrimoniales, penales y contables». Es decir, ante este escenario los agentes serán suspendidos de empleo y sueldo de manera inmediata, una forma con la que se pretende evitar cualquier intento de rebelión. También, está previsto que los miembros de delitos telemáticos de la Guardia Civil asuman el control del Centro de Telecomunicaciones y Tecnología de la Información (CTTI) lo que impediría la posible la creación de estructuras paralelas. Dada la sensibilidad de materias como la seguridad y el orden público, «los detalles concretos sobre la aplicación de estas medidas» se darán a conocer a su debido momento», indican.

En directo: La CUP hace un llamamiento a la «desobediencia civil masiva»

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La CUP ha hecho hoy un llamamiento a la «desobediencia civil masiva» en Cataluña ante la aplicación por el Gobierno del artículo 155 de la Constitución, que considera «la mayor agresión contra los derechos civiles, individuales y colectivos del pueblo catalán desde la dictadura franquista». En un comunicado que encabeza con el epígrafe «Contra la agresión del 155, República, autoorganización autotutela, resistencia desde el municipalismo e internacionalismo», la CUP señala que estos ámbitos «son las puntas de lanza de esta lucha no violenta para rechazar la aplicación del artículo 155 de la Constitución española y para alcanzar la libertad colectiva».

Rajoy nombrará un mando único de la comisión técnica que aplicará el 155

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Cada ministerio tiene la orden de Mariano Rajoy de dedicar esta semana a perfilar las primeras decisiones con las que pondrán en marcha la parte que les afecta de la intervención en Cataluña prevista con el artículo 155. El presidente del Gobierno coordinará los trabajos hasta el sábado, que es cuando, previsiblemente, se reunirá el Consejo de Ministros para certificar la toma de control de la Generalitat, después de que el Senado apruebe el próximo viernes el acuerdo del Gobierno. Pero Rajoy está buscando un candidato, el perfil puede ser de ministro o más técnico, está en debate, para que asuma el mando único del órgano que reunirá a representantes de todos los ministerios que reciben competencias de las consejerías de la Generalitat. Esa comisión, a la manera de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos o de la comisión de subsecretarios, estará integrada por un equipo de perfil más técnico, pero luego en el día a día Rajoy estudia que haya un coordinador directo. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría y el jefe del Ejecutivo se quedarán en el plano más político.

La aplicación del artículo 155 conllevará también un importante desgaste en Cataluña incluso en el caso de que todo salga bien. Las últimas encuestas publicadas coinciden en señalar que la mayoría de los catalanes no quiere declaración unilateral de independencia, pero tampoco la aplicación del artículo 155. Interpretan, aunque el Gobierno lo niegue, que es una injerencia en la autonomía y en el autogobierno catalán. Y por amplia que sea la labor pedagógica en ese sentido, incluso revirtiendo la situación de TV3 con la destitución de la dirección política, por delante queda una tarea «muy complicada» y «llena de obstáculos». En medios populares lo señalan sin dobleces: «No hay alternativa, pero más de uno puede quemarse si no se hacen bien las cosas, y aun haciéndolas habrá desgaste en Cataluña». Lo que viene mal allí puede sumar fuera de esa comunidad autónoma porque la tensión introducida por el independentismo ha enardecido el sentimiento españolista. Pero hoy en día la crisis soberanista ha deteriorado aún más la imagen del PP catalán y también la del presidente del Gobierno en Cataluña. Con eso juega Albert Rivera en su estrategia por precipitar las elecciones. Y hasta dentro del Gabinete popular hay quienes ven en esta crisis y en su lejanía con la gestión directa de la misma una ventaja para sus intereses personales y para empujar a rivales en la eterna carrera por suceder a Rajoy, en la que sigue sin haber plazo para el pistoletazo de salida.

Sobre el alcance de las decisiones, el eje conductor es frenar el boicot soberanista a la intervención, explican fuentes gubernamentales. Y esto explica la contundencia del desarrollo del artículo 155 y también permite anticipar que ningún cargo público, de designación política, que ocupe una responsabilidad «seguirá al frente de ella si no demuestra su lealtad a la Constitución y al Estatuto y colabora en las medidas que adopte el Gobierno».

Por cierto, Rajoy está muy satisfecho con la colaboración del PSOE, y cuenta con Pedro Sánchez para las dificultades del camino que queda por recorrer. Mantienen la fluidez en los contactos y la voluntad de pactar cada decisión. La negociación no acabó el pasado viernes con el acuerdo del Consejo de Ministros. El jefe del Ejecutivo sabe que no puede contar con el jefe de la oposición para mantener la estabilidad de la legislatura, para hablar de Presupuestos, ahora que falla el PNV, ni para desarrollar en líneas generales el acuerdo que firmó con Ciudadanos (Cs). Pero en el Ejecutivo reconocen al PSOE que «se está comportando como un partido de Estado», con la responsabilidad propia de quien ha asumido tareas de gobierno y seguirá haciéndolo en el futuro. No piensan lo mismo de la formación de Rivera, aunque no habrá ningún gesto público que lo deje notar.

La información que manejan en el Gobierno sostiene la idea de que el independentismo «está destrozado»,«profundamente dividido» y sin claridad en la estrategia para evitar «la caída segura de sus principales referentes». Aunque hagan «trampas, eso no evitará ya la aplicación del artículo 155». El todavía presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, es el que está más decidido a seguir adelante con el «harakiri» y «obedecer» la estrategia de la CUP, según esa información que llega al Ejecutivo. Y en este marco esperan que esta semana pasen cosas y haya movimientos en el soberanismo. Pero igual que la política tiene todo preparado para tomar el control de Cataluña a partir del próximo sábado, también la Fiscalía está en alerta para responder a una concreción de la amenaza de declaración unilateral de independencia.

Ahora bien, la debilidad del independentismo no es argumento suficiente como para que en el bloque constitucionalista no haya temores. «No basta con tener de nuestra parte toda la fuerza del Estado y de la legalidad. Podemos hacer las cosas, pero si no se explican bien, si no llegan a la ciudadanía, plantear elecciones en menos de seis meses es una locura, por mucho que Rivera sueñe con que las gana», sentencian en la dirección popular.

El Parlament responderá el jueves al 155

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El Parlament convocará, a petición de Junts pel Sí (JxSí) y la CUP, un pleno monográfico para este jueves, con una declaración unilateral de independencia sobre la mesa, para responder a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, cuyas medidas prevén aprobarse el viernes en el Senado. El presidente del grupo parlamentario de JxSí, Lluís Corominas, ha explicado en rueda de prensa que la Mesa del Parlament ya ha admitido a trámite esta petición de pleno específico solicitado por JxSí y la CUP, ante la «violencia institucional» que representan las medidas anunciadas por el Gobierno del Estado.

Corominas no ha desvelado si el pleno específico servirá para someter a votación una declaración formal de independencia, como sugirió el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su última carta al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Será «en los próximos días», ha indicado, cuando JxSí decidirá si apuesta por culminar la sesión plenaria del jueves con la votación de una propuesta de resolución que plantee levantar la suspensión de la declaración de independencia anunciada por Puigdemont en su comparecencia del pasado 10 de octubre.

En su petición de pleno, JxSí y la CUP plantean como guion de la sesión plenaria arrancar con un «análisis de la situación actual y antecedentes», seguido de un «ofrecimiento de diálogo y la mediación como instrumento de resolución de conflictos», un debate sobre el «eco y efectos» que está teniendo la cuestión catalana en la comunidad internacional, una «valoración y efectos» de la aplicación del artículo 155 y, finalmente, «propuestas y actuación» del Govern y del Parlament ante las medidas anunciadas por Rajoy.

Corominas ha denunciado que «España está actuando como una dictadura», al llevar a cabo una «agresión institucional» con el artículo 155, que viene precedida por la «violencia policial del Estado español» en la jornada del 1-O y la posterior «agresión judicial y de los fiscales», que ha terminado con «dos presos políticos», en alusión al presidente de la ANC, Jordi Sánchez, y el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart.

Tras denunciar la «posición de derecha extrema» del PP y el «anticatalanismo» de Ciudadanos, Corominas ha emplazado al PSC a «escoger entre el PSOE o la defensa de las instituciones catalanas, entre la democracia o esto que nos quiere imponer el PP, entre el partido o el país».

«¿Comparte el PSC que nos dirija el PP, la quinta fuerza política en el Parlament?», ha planteado Corominas, que ha insistido en que la única salida al conflicto es abrir una «negociación bilateral» entre la Generalitat y el Estado.

Corominas ha hecho un llamamiento a los catalanes a «defender con todos los medios democráticos y pacíficos» las instituciones de Cataluña: «No somos propiedad del monarca borbón, ni somos propiedad ni esclavos de Rajoy. Los catalanes decidiremos lo que queramos ser democráticamente siempre». EFE

Puigdemont planea ir al Senado junto a los alcaldes soberanistas

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Carles Puigdemont quería ir al Senado la pasada primavera a pronunciar una conferencia en el antiguo salón de plenos. Los rectores de la Cámara Alta, sin embargo, no querían amparar un monólogo que iba a girar en torno a su célebre «referéndum o referéndum» y le ofrecieron comparecer ante la comisión general de Comunidades Autónomas, pero el presidente de la Generalitat no quería salir trasquilado del debate y optó por llevarse su conferencia a la Caja de Música de Madrid, al amparo del Ayuntamiento que dirige Manuela Carmena.

Desde entonces, han pasado cinco meses y un fatídico simulacro de referéndum de autodeterminación de por medio. Desde el 1 de octubre, todos los días se amaga con declarar la independencia de Cataluña y en este contexto planea comparecer Puigdemont en el Senado. Lo hará escoltado por una amplia representación de alcaldes independentistas, los que siempre acuden a arropar al president, sea para impulsar el referéndum, sea para acompañarle a las puertas del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (a Artur Mas en este caso).

Existen dudas sobre la comparecencia de Puigdemont. La primera es si tan siquiera llegará a producirse, ya que el fiscal Maza advirtió ayer mismo de que la declaración de independencia podría llevar al presidente a prisión. La detención de Puigdemont es objeto de continuo estudio en el Palau de la Generalitat y explica, entre otras cosas, la suspensión de la ruptura del pasado 10 de octubre.

La segunda duda es cuándo acudir al Senado, ya que la Cámara Alta le ofrece dos opciones: jueves por la tarde en el marco de la comisión que prepara el dictamen del 155 o viernes durante el pleno extraordinario que ratificará las medidas. El asunto no es menor porque los independentistas fijaron ayer un pleno monográfico en el Parlament para debatir sobre el 155 –y, en principio, para alumbrar la declaración de independencia– de cara al jueves. El calendario es diabólico, ya que los rectores del Senado, acotando la comparecencia de Puigdemont a jueves por la tarde o viernes, obligan a que su escenificación de diálogo se produzca con la secesión, quizás, proclamada.

Lo cierto es que el artículo que faculta la intervención de Cataluña ha acorralado a todas las partes. A Puigdemont se le acaba el margen de maniobra. Ya no caben más cartas bajo las mangas. Es el momento de decidir cómo culmina «el mandato» del 1 de octubre: ¿declaración de independencia o elecciones?

El jueves se verá la respuesta, ya que Junts pel Sí (ERC y PDeCAT) y la CUP registraron ayer la solicitud para celebrar el pleno con el argumento de hacer frente a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, un eufemismo para evitar referirse a la independencia y dar la opción al Estado para que lo paralice. En todo caso, entre republicanos, anticapitalistas y neoconvergentes hubo también diferencias en el tono con el que afrontar la sesión parlamentaria: mientras los dos primeros expresaron sin ambages su voluntad de proclamar la independencia, los terceros se mostraron más cautos. Tanto Lluís Corominas, presidente de Junts pel Sí y cuota del PDeCAT; como Marta Pascal, coordinadora del PDeCAT, evitaron concretar si en el pleno se levantara la suspensión de la aplicación de los resultados del referéndum. «Si el president lo decide oportuno, tendrá nuestra complicidad», aseguró Pascal.

Y es que fuentes parlamentarias cercanas a los neoconvergentes explicaron que «todavía no hay nada cerrado» y de aquí al jueves pueden mutar muchas cosas. Estas mismas fuentes recordaron que la propia Ley del referéndum no especifica «que se tenga que votar la independencia», sino que se hará efectiva en el Parlament una declaración formal. Así, tal y como está configurada la sesión, Junts pel Sí y la CUP tendrán media hora para explicar los motivos de la convocatoria del Pleno, y después, Puigdemont tendrá tiempo ilimitado para responder –es aquí donde podría alumbrar la república catalana–. Tras ello, la sesión se suspenderá para que la oposición prepare la réplica, y a continuación habrá otro parón para que presente cada grupo un máximo de tres propuestas de resolución, todas ellas, según fuentes próximas a la Mesa del Parlament, deberán ser «congruentes» con el pleno.

Asimismo, Junts pel Sí también presentó ayer una solicitud instando al Parlament a que actúe «administrativa, civil, constitucional y penalmente» contra la aplicación del artículo 155. Corominas aseguró que el Govern también iniciará acciones jurídicas contra esta medida.

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